El curioso nombre de la Virgen Aviso se remonta, según la leyenda al año 1260, cuando el pastor Pascual recibe un aviso de la Virgen sobre el lugar donde se encuentran los restos de San Ildefonso, precisamente en el teso del mismo nombre. Ayer, lunes de Pentecostés, con menos afluencia de gente en las primeras horas del día los fieles de diferentes pueblos rendían devoción a la patrona de la comarca, la Virgen del Aviso.

La misa mayor, oficiada por los párrocos Manuel Salvador, Miguel Ángel Hernández, José Luis Domínguez y Arístides Martínez, concitó a decenas de personas en la iglesia de San Juan Bosco de Bamba, en la que mora la Virgen del Aviso, presidiendo el altar mayor desde su camarito. La imagen mariana lucía sus mejores galas, con su manto verde bordado en hilo de oro y la pequeña figura de un niño con la bola en su brazo.

El momento más emocionante llegaba con el canto de la salve, al final de la ceremonia religiosa y las ordenadas filas de fieles para acceder hasta la vera de la virgen a besar el manto. A lo largo del día y hasta las ocho de la tarde la iglesia permanecía abierta para aquellas personas que desearan acercarse al santuario a rezar una oración.

Más allá de los oficios religiosos la fiesta profana se asentaba en la ribera del arroyo Aribayos, donde cientos de personas instalaban su kit de campo con mesas, sillas, sombrillas y unas espléndidas fiambreras colmadas con los alimentos santo y seña de la gastronomía campera, la tortilla de patatas, los pimientos, el conejo o los embutidos que en clave de hermandad y convivencia eran degustados por las numerosas cuadrillas familiares y de amigos que procedentes de distintas localidades se acercaban a Bamba el lunes de Pentecostés

Las casetas de hostelería, la tómbola y los feriantes con sus mercancías además de los hinchables para los más pequeños ponían el colorido a un zoco que se animaba a partir de las primeras horas de la tarde y en el que, como siempre, había espacio para echar un baile y disfrutar de la música.