"Nosotros y nosotras somos conscientes de que muchos de los pueblos de nuestras comunidades y regiones están condenados, en muchos casos, al olvido y/o abandono y que incluso algunos de ellos ya se venden por menos de lo que cuesta un piso en una ciudad". La reflexión se incluye en el manifiesto del Día del Mundo Rural de la Pastoral Misionera que dio cobertura a la concentración de gentes de la provincia -más de trescientas personas- que se reunieron ayer en Sanzoles para reivindicar su condición y exigir un cambio de timón a las administraciones y reconocimiento a la sociedad.

Las gentes que viven en los pueblos son conscientes de la situación de abandono en la que viven, pero se resisten a desaparecer. En este intento de hacerse notar se enmarca el acto de ayer, fijado por el orgullo de ruralidad y por el deseo de hacerse oír.

Las gentes llegaron de distintos pueblos de la provincia, convocados por un grupo de curas comprometidos con el presente que vive la provincia. Hubo, como no, misa (oficiada entre otros sacerdotes por Manuel San Miguel y Teo Nieto), paseo por el pueblo, escenificación de la vida de los pueblos a cargo de la asociación cultural Melitón Fernández y merienda popular. Se impuso, sobre todo, el espíritu de unidad y un deseo de cambio, conscientes todos los presentes, eso sí, del proceso de despoblamiento que amenaza con llevarse por medio a la provincia.

En el manifiesto se pide a las administraciones, a todas, políticas económicas y de servicios "que no acumulen las grandes inversiones en las ciudades provocando un significado descenso de bienes y servicios en el mundo rural".

El ámbito rural reivindica medidas políticas, fiscales, sociales, financieras... "que no utilicen como único parámetro el número de población, que impliquen una discriminación legal positiva que incentive y genere empleo y actividad económica, además de crear y mejorar las infraestructuras".

Las gentes de los pueblos piden otro modelo de gestión agroambiental "que contribuya al bienestar económico, pero también tenga en cuenta la integridad de los ecosistemas, la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad".

Reivindican "una sostenibilidad social", donde regidores municipales y población "recuperen la capacidad de tomar decisiones". Respecto a la iglesia piden que "desarrolle y haga suyo un Plan Pastoral Rural, motivado desde la opción preferencial por los pobres y no por cuestiones de eficacia numérica. Un Plan Pastoral concreto, que sea elemento dinamizador, que ayude al laicado y a tomar conciencia de su lugar y tarea en la iglesia, apoye y fortalezca a quienes construyen y optan por seguir viviendo en el mundo rural".

La concentración, que consumió varias horas, finalizó con un deseo: "Encontrar valores, principios y acciones compartidos que puedan ayudar a nuestros pueblos a ser más sostenibles, a que no se abandonen y a que no se queden vacíos".