Un majestuoso tronco se eleva sobre las casas de numerosos pueblos de la provincia. Es el mayo, símbolo de fecundidad de la tierra, bienvenida de la primavera y fiesta por excelencia de los quintos. Fuentesaúco, Guarrate, Granja de Moreruela, Coreses o San Ciprián de Sanabria son algunos de los pueblos de la provincia "bendecidos" por el mayo.

En Fuentesaúco se volvió a cumplir la tradición y los quintos pusieron una viga de grandes dimensiones que requirió de la colaboración de decenas de vecinos para ser alzada. Los quintos cada vez son menos, apenas una docena, por lo que sin colaboración ciudadana sería imposible repetir esta tradición ancestral cada año. En Fuentesaúco el mayo se sigue izando de manera tradicional, sin ayuda mecánica, a base de fuerza bruta. Unas sogas, un carro que actúa de palanca, y unas escaleras como sostén, son las únicas herramientas utilizadas. En el tiempo récord de una hora el mayo quedaba "plantado" y después se repitieron los tradicionales carrazos a cargo de los futuros quintos que lanzan un carro a la carrera contra la base del mayo para comprobar su estabilidad. La enorme viga ni se inmuto tras los tres carrazos. Después todos juntos, quintos y carreros disfrutaron de una animada noche de baile.

Muy cerca, en Guarrate, Sara, Carlos, Laura, David, Isabel, Daniel, Ana, Borja y Milagros han asumido este año el encargo de plantar en mayo. Una tradición que en este pueblo se ha adelantado, ya que normalmente el tronco se eleva el 8 de mayo, víspera de la fiesta de San Gregorio, pero se ha aprovechado este puente de 1 de mayo cuando los quintos se han reunido en el pueblo y así han podido participar todos en la fiesta, así como muchos hijos de Guarrate que han vuelto al pueblo.

En Coreses, Adrián, Jaime, Francisco, Noelia, Marta, María, Ana, Marina, Esther, Celia y Paola fueron los encargados de cavar el hoyo y posteriormente subir el mayo, en cuya copa ondea una bandera española con sus nombres.

Granja de Moreruela vivió su noche de quintos con la subida del mayo. A pesar del viento y el frío, pasadas las doce de la noche del domingo al lunes, los quintos colocaron una pareja de muñecos en un árbol que luego alzaron con cuerdas en el entorno del frontón. Solo tres de los nueve quintos, Joel Gil, Alberto de la Vega y Javier Barrio decidieron celebrar su mayoría de edad cumpliendo con esta tradición. La fiesta acabó de madrugada después de una noche de música y un tentempié en la nave multiusos del Ayuntamiento granjeño.