Paquito nació más bien "grandecito". Jesús Santiago oyó a su madre contar cómo vino al mundo "el mismo día" que un Piñero y don Amador, el médico, que había asistió al parto de las dos señoras, "dijo que así como éste era un niñín, Paquito nació todo un niñazo; después cambiaron las tornas". Porque Francisco Fernández Pérez, recordado en el pueblo como Paquito "Farrabús", no llegó a los 70 centímetros (hay publicaciones que hablan incluso de 60), singularidad que le acreditó, en la primera mitad del siglo XX, como el "hombre más pequeño del mundo".

Aquel prodigio humano vio la luz en Bermillo el 8 de octubre de 1902, como confirma la partida de nacimiento recopilada por la Asociación Cultural "La Mayuela", que ha investigado la historia de este personaje único que siempre se mostró mayor de lo que era. "Puede que se añadiera años, antes era habitual para presentarse en los espectáculos" sostiene Lorenzo Ferrero, presidente de "La Mayuela". Una muestra más de lo espabilado y hábil que debió ser don Paquito, como demuestra la trayectoria artística de este sayagués, que se valió de su mínima estatura para triunfar en el mundo espectáculo, con épicas imitaciones de los maestros taurinos, tanto dentro como fuera de España.

Primero en el circo de Valladolid, después Madrid, Bilbao -con legendarias imitaciones de afamados diestros como Joselito, Cocherito o Belmonte-, Alicante, donde conoció a su pareja artística "Miss Anita", una australiana también menuda con la que actuó en muchas ocasiones. Incluso Paquito "Farrabús" fue reclamado en ocasiones en palacio por el rey Alfonso XIII. Recorrió ferias y circos ambulantes y su éxito llegó hasta el París de los años 20, donde "permaneció más de un año con uno de sus espectáculos" revela Tirso Marín en el libro "40 alicantinos". También protagonizó anuncios publicitarios, con un éxito garantizado por su singular figura; "un famosísimo sastre parisino le pagaba todos los días por anunciar su sastrería".

Una carrera que evidencia la notoriedad artística de este sayagués que terminó asentado en Alicante, donde se casó y tuvo tres hijas "de estatura normal", según las crónicas de la época y donde murió, pobre, en 1963.

La fama mundial de esta celebridad liliputiense suscitó gran curiosidad en los medios de comunicación de la época, donde Paquito "Farrabús" se prodigaba, mostrándose resuelto y dicharachero. "Inquieto, corretón, revoltoso y muy simpático". Un diamante para los avezados cronistas, siempre deseosos de historias singulares. Es fascinante la lectura del reportaje que le dedicó el periódico "La Esfera", describiendo las cualidades del artista enano.

"El caballero audaz" -así firmaba el artículo- reunió en la Casa de las Fieras de Madrid a don Paquito con el gigante Vendéen, por aquellas considerado el hombre más grande del mundo; 2,35 metros frente a los 72 centímetros que el propio sayagués decía medir, tan solo 10 más que las botas del grandullón. Si Vendéen pesaba 150 kilos, Paquito 9,5. Y si el gigante francés desayunaba seis huevos fritos, jamón y una gran taza de chocolate, migado con un kilo de pan, el de Bermillo cogía fuerzas con "una tacita pequeña de café".

Todo una celebridad, cuya memoria rescata ahora "La Mayuela" en su afán de "reconocer el valor que merecen personas que han nacido en Bermillo y, de una forma u otra, se distinguieron". Ocurrió con Julita Mateos, también con una proyección importante como mujer bellísima que llegó a ser Miss Región Leonesa y Miss Zamora, acreditada intelectual y mujer progresista.

La historia de Paquito "Farrabús" despuntó el pasado verano, a raíz de una exposición de fotografías antiguas, organizada por la asociación "La Mayuela". Entre el volumen de imágenes para el recuerdo apareció la llamativa imagen de un hombre excesivamente pequeño y de inmediato muchos bermillenses rescataron la memoria del peculiar hijo de Paco y Balbina, del que cuentan que tuvo un hermano con estatura normal, al igual que sus padres. "Dicen que era muy bien proporcionado, como un niño pequeño" evoca Carmen Mateos.

La asociación "La Mayuela" ha conseguido reconstruir la vida de Paquito "Farrabús" a través de documentos periodísticos y filmografía como el documental "Esencia de verbena" (1930) de Ernesto Giménez Caballero, del archivo de la Filmoteca Nacional. "Ha sido toda una sorpresa descubrir la importante proyección artística de Paquito Farrabús en un momento histórico muy concreto" afirma Lorenzo Ferrero.

Una figura que "está en el imaginario del pueblo". Los padres de Carmen Mateos, una de las vecinas más longevas, vivieron un tiempo en la casa donde nació en pequeño hombre, en la calle Plazuela. Y ella escuchó muchas historias Paquito "Farrabús", aunque nunca lo llegó a conocer personalmente. "Cuando venía a Bermillo parece ser que le gustaban las sopas de ajo con un huevo revuelto que comía mi padre, y le acompañaba en la mesa". Recuerda que algunos paisanos fueron a ver al artista al circo en Valladolid y hasta la canción que le cantaban. "Ahí va Paquito, Paquito, Paquito/ el caballero más pinturero que hay por aquí./ Las niñas peras lo llaman el peque/ pues si les pica que se lo arrasquen porque a mi plim, plim, plim".

Se dice de él que fue un hombre muy echado para adelante y mujeriego; "mi madre me contó que bailaba en brazos de las chicas" evoca Jesús Santiago, quien recuerda en su casa un ejemplar de la revista "7 flechas" con una página dedicada a la estrella liliputiense. En lo que parece más una fabulación, Don Paquito cuenta en el reportaje de "La Esfera" junto al gigante Vandéen, cómo tuvo que salir de Bermillo "por causa de una rubia... Hicimos una ligereza y su padre me buscó con un garrote". "¿Y no lo encontrará a usted?" le pregunta intrigado el reportero. "Quería que yo me casara, tan joven... ¡Figúrese usted!". "¡Carambiya! Don Paco, es usted un punto de cuidado". "Se hace lo que se puede" termina por contestar el sayagués.

Paquito "Farrabús" suscitó la atención de la prensa nacional e internacional a lo largo de su carrera artística. La grabación de Giménez Caballero, un "poema documental de Madrid en 12 imágenes", como el autor subtitula el cortometraje "Esencia de verbena", dedica uno de sus cuadros al "Pabellón liliputiense" de don Paquito. El cómico aparece vistiendo esmoquin mientras dos mujeres diminutas bailan el charlestón intentando atraer la atención del público. Pero el centro de las miradas es aquel hombrecillo trajeado y desafiante, fumando un cigarro desde lo alto de las tablas.

Paquito "Farrabús" se distinguía por ser un gran consumidor de puros. "Se decía que llegó a fumar cigarros que medían más que él" reflejaba la prensa de la época. "El artista enano fue uno de los pocos que tuvieron la distinción de ser llamados por un rey" apuntaba una nota necrológica de ABC en el año 1963. "Le oí decir a Paco de la Fuente (ya fallecido) que si el rey le había regalado un coche acorde a su tamaño. A saber si era verdad" relata con cautela José de Paula, de Bermillo.

El obituario de ABC resaltaba la muerte del "hombre más pequeño del mundo". Ocurrió en Alicante, en cuya pedanía de Villafranqueza pasó sus últimos días. "La noticia del fallecimiento de don Paquito ha cundido rápidamente por la capital, causando gran sentimiento". Y así se apagó la estrella de un personaje que traspasó las fronteras de la fama por su pequeña estatura y un desparpajo que le valió la admiración del pueblo y la aristocracia.

De la misma manera que la gloria le llevó a lo más alto, la edad le fue retirando. Sobre los 50 se estableció en Alicante con su familia. "Durante sus últimos años acostumbró a pasar sus días en el Casino, ir a los partidos del Hércules y jugar al ajedrez". refiere el libro "40 alicantinos".

Paquito "Farrabús" murió pobre. En la partida de nacimiento que se conserva en el Ayuntamiento de Bermillo, consta un apunte revelador. "Concedido auxilio de enfermedad según oficio recibido del gobernador de Alicante".