Harto de soportar año tras año los daños de la fauna salvaje en los sembrados, Jesús Ángel Tomás, agricultor y alcalde de Pozuelo de Tábara, ha decidido llevar el problema hasta Bruselas. La Dirección General de Agricultura y Desarrollo de la Comisión Europea es una de las siete instituciones -además de las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente, los servicios territoriales respectivos y las subdirecciones generales del Medio Natural y de Agricultura del Ministerio- a las que este zamorano ha remitido el informe de valoración de daños en ocho fincas de su propiedad "machacadas por ciervos y corzos". En las cartas reclama una indemnización ante "un problema gravísimo e insostenible que sufrimos los agricultores de esta zona, por no hablar de los accidentes de tráfico, mientras las instituciones miran hacia otro lado".

Aunque Jesús Ángel Tomás actúa a título personal como perjudicado, pretende que la iniciativa tenga eco en otros agricultores; "a ver si al menos en Europa nos escuchan porque la gente está muy encendida con este tema, las pérdidas son cuantiosas, los bichos nos llevan a la ruina y no se por dónde vamos a salir".

Este afectado acude a la Comisión Europea con los datos "objetivos" de la valoración encargada a un ingeniero técnico agrícola sobre la base de 8 fincas labradas, que suman en su conjunto 21 hectáreas, sembradas con una mezcla de guisantes y arena para forraje destinado a su explotación de ganado caprino.

Las pérdidas afectan a todas las parcelas con unos porcentajes que oscilan, en el momento de la inspección realizada en enero pasado, entre el 12,5% y el 60%, aplicando la media entre los guisantes y la avena. Hay cinco fincas donde las plantas de guisantes están completamente perdidas, con una tasación de los daños -en el momento de la peritación- de 11.7900 euros. Sin embargo las pérdidas totales de producción pueden llegar a 18.800 euros en el caso de que no se de "una solución al problema" porque "los ciervos seguirán comiendo el forraje en las parcelas" y los daños aumentarán hasta el 100%.

Según consta en el informe, los daños producidos son ocasionados por ciervos y en menor medida por corzos, como demuestran "las huellas y excrementos que se encuentran en las parcelas". En el caso de los ciervos, aunque un pequeño daño se puede originar con las patas por el pisoteo del sembrado, el mayor se produce al comer los brotes de guisantes y avena. Más perjudicados las primeras plantas, ya que "aparte de ser un alimento más apetecible para los ciervos, es un cultivo que no rebrota como ocurre con la avena".

El informe destaca como causa de los daños, la falta de alimento de los ciervos, sobre todo durante finales del otoño y todo el invierno, en sus cobijos cercanos, por lo que se alejan hacia zonas donde encuentran comida más apetecible. A ello se suma que las fincas de Jesús Ángel Tomás "prácticamente son las únicas sembradas" debido al progresivo abandono de las tierras, que están plantadas de árboles, de baldío o barbecho permanente.

Este agricultor no considera "ni medio normal" que en el municipio de Pozuelo "cada noche se vean más de 300 animales campando por nuestros sembrados". Por ello "ruego una vez más que alguien tome medidas contra la superpoblación de ciervos, corzos y jabalíes; de lo contrario, en muy poco tiempo la agricultura será insostenible y nos veremos obligados a abandonar nuestros pueblos" especifica en las cartas remitidas a Zamora, Valladolid, Madrid y Bruselas.

Aunque la "invasión" de la fauna salvaje no es nueva, en la comarca de Tábara es un problema relativamente reciente. Como apunta el alcalde de Pozuelo, "hace diez años aquí ni se pensaba en los bichos; hace cinco había alguno y ya se empezaba a notar, pero a partir de ese momento año a año el crecimiento ha sido bestial. Cada vez hay más, no son conscientes (en referencia a los responsables políticos) de que paren las hembras. En este pueblo puede haber 200 que van a parir otras tantas crías, porque no se muere ni una. Esto se les ha ido de las manos, estamos dejando de sembrar y aquí nadie toma medidas".

Jesús Ángel Tomás advierte del hartazgo general en la zona. "Aquí solo hay dos soluciones; o que se hagan responsables de todos los daños con dinero o la cerilla. No hay más, quemar el monte entero y que se vayan a tomar vientos las ciervas a Santander o a Cartagena" se desahoga.

Apunta también a las "consecuencias devastadoras" para la actividad agrícola; "aquí se ha dejado de sembrar entre un 60 y un 70% de las tierras. ¿Quién aguanta esto? El terreno ya es malo, los precios están mal, si encima te comen el sembrado esto es insoportable y luego vienen con el cuento de fijar población ¡pero si nos están echando a todos!".