Fariza procedió ayer al traslado de la Virgen del Castillo desde la ermita hasta la iglesia parroquial de San Julián, y lo hizo con la misma devoción de siempre pero con otras formas impuestas por los nuevos tiempos, pues la ermita, emplazada en un marco arribeño paisajístico por excelencia, y atalaya de visitantes al Parque Natural Arribes del Duero, ya no es la casa habitual de la talla y ha pasado a ser, por temor a los robos, en un lugar de reducida estancia.

Es la festividad conocida como La Pasquilla. Los romeros procedieron por mañana a llevar a la Virgen a la ermita donde, seguidamente, se cumplió con los oficios de la Santa Misa, a cargo del sacerdote Don Benito. El párroco ocupó la mañana en Fariza, en tanto los romeros de Muga iban a su viento; para por la tarde cumplir religiosamente con los romeros de Muga.

La población de Fariza se personó en la ermita de la Virgen del Castillo con el pendón, que ondeó debidamente izado en un paraje natural vestido de gran colorido floral.

Un momento estelar tuvo lugar con las reverencias realizadas cuando el Niño y la Madre se encontraron en la ermita. Luego dieron juntos una vuelta a la ermita para, a continuación, cumplir la Eucaristía con una feligresía que llenó casi totalmente el templo.

Algunos romeros optaron por permanecer en los exteriores, bajo los árboles y comentando, entre otras cuestiones, la buena imagen que ofrecen los negrillos de la zona. De todos es conocida que esta especie se fue a la debacle a lo largo y ancho del país, y Fariza siguen con interés la marcha de los negrillos crecidos a la vera de la ermita del Castillo.

Finalizado el acto religioso los romeros disfrutaron de un aperitivo en los ámbitos de la turística ermita. El Ayuntamiento de Fariza colabora financiando el vino y el pan.

El buen tiempo y completamente primaveral que reinó ayer favoreció el festejo y permitió una jornada con aires típicamente campero.

La romería del traslado de Fariza está marcada, como todas en el medio rural, por el declive de la población, que se hizo notar en a la hora de portear la imagen. Tarea en la que colaboró incluso el propio sacerdote debido a la escasez de hombros.

El desplazamiento de la talla hasta el pueblo, cuando más calentaba el sol, exigió a los devotos una buena entrega física. La marcha tiene lugar por una vía asfaltada en su día pero que hoy sufre visibles deterioros en su calzada por la pérdida de cimiento. Marchó acompañada por el pendón y la pendona, blanca y azul, "que va donde va la Virgen" al decir de Ángeles Santos.

Es un recorrido vistoso y saludable, pero unos y otros comentaban que la Pasquilla coincide con una fecha laboral en la que muchos de los que regresaron al pueblo de Fariza para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa han tenido que regresaron de nuevo a sus puestos de trabajo o residencia. Al igual que los escolares han vuelto de nuevo a la vida estudiantil.