Tras el magnífico eco de las jornadas sobre los Beatos medievales celebradas recientemente en Tábara, el Archivo Histórico Provincial ha querido aprovechar este acontecimiento -que devolvió por unas horas a su cuna el Beato realizado en el Scriptorium en el siglo X- para exponer los manuscritos, facsímiles y publicaciones sobre códices medievales que forman parte del fondo documental. Es por ello que una pequeña representación de reproducciones de estas joyas miniadas puede contemplarse en la antesala del Archivo Provincial, como son los facsímiles de los Beatos de Tábara, Gerona y de la Biblioteca de Santa Cruz, en la Universidad de Valladolid. También están expuestos documentos más valiosos, por ser originales, como dos fragmentos del llamado Beato de Zamora, descubiertos por la medievalista Ana Suárez González.

Las piezas halladas por la historiadora en el año 2002 son dos folios no consecutivos de un ejemplar del Comentario del Apocalipsis atribuido a Beato de Liébana que servían como cubiertas y encuadernaciones de los protocolos notariales, en este caso de Alonso de Villagómez (1621-1623). Como documenta Ana Suárez, los folios en cuestión proceden de Puebla de Sanabria y corresponden a fragmentos de pergaminos musicales, en escritura visigótica, que "pueden datarse en la primera mitad del siglo X".

Según José Andrés Casquero, historiador y archivero, "la mayor parte de esta liturgia quedó arrumbada en la Edad Media; los cantorales antiguos dejaron de utilizarse en los monasterios, que también tuvieron su momento malo a finales del siglo XV, y como ya no les servían quedaron allí abandonados". Por sorprendente que hoy pueda parecer, no había conciencia de que estos códices antiguos eran tesoros y los propios monjes "los empezaron a fragmentar y a vendérselos a los notarios para forrar los pergaminos".

Tras su hallazgo, se llevaron al Instituto Nacional de Restauración de Bienes Culturales, donde se trataron con injertos de pergamino y se pudo recuperar la esencia original de unos documentos maltratados y reducidos durante años a meras cubiertas de protocolos notariales. Terminaron en el Archivo de Zamora en virtud de la Ley Notarial que establece que los protocolos "son propiedad del Estado cuando tienen cien años de antigüedad y por tanto todas las escrituras que pasaron ante los notarios de toda la provincia llegaron al Archivo Histórico Provincial" explica José Andrés Casquero.

El fondo documental de códices medievales incluye además facsímiles adquiridos por el Archivo de Zamora, como el del Beato de Tábara que en la exposición aparece abierto por el Scriptorium de la torre de Santa María. Es la representación más singular y que se ha convertido en todo un icono para el mundo archivístico, como se puso de manifiesto en las jornadas organizadas por el Archivo Histórico Nacional. En Zamora se encuentra uno de los 955 facsímiles de tirada limitada editados del Beato de Tábara, con encuadernación similar al original, repujado en cuero con herrajes.

Otra de las reproducciones corresponde al Beato de la Biblioteca de San Cruz que conserva en la Universidad de Valladolid, igualmente hecho en pergamino. Y del Beato de Liébana que se conserva en la Catedral de Gerona. La pequeña exposición se completa con bibliografía y publicaciones de la propia Ana Suárez, John Williams o el Centro de Estudios Benaventanos "Ledo de Pozo".