Teo Nieto forma parte de la "plantilla", como él mismo define, del mundo rural. Vive en San Juan del Rebollar, tiene 15 parroquias a su cargo, es profesor en Alcañices, voz de la Pastoral Rural Misionera y presencia en todo lo que sea dar visibilidad a los pueblos y luchar por su dignidad. En ese contexto nace la Coordinadora Rural, un nuevo desafío para este cura comprometido e inconformista, ahora empeñado en que las asociaciones rurales hagan causa común "por un mundo rural vivo".

-Nace la Coordinadora Rural como voz de los pueblos que se niegan a caer en el derrotismo, ¿no cree que cualquier propuesta llega demasiado tarde?

-Llevamos muchos años trabajando desde muchas perspectivas; el Movimiento Rural Cristiano, Jóvenes Rurales Cristianos, la Pastoral Rural Misionera... Creo que ahora la sociedad se empieza a hacer eco de nuestro trabajo pero hace mucho que estamos ahí.

-La proyección es más amplia, con la implicación de las asociaciones rurales, personas que viven en los pueblos y por tanto con autoridad para realizar el diagnóstico del mundo rural, ¿cuál es esa radiografía?

-Hay cosas que ya sabemos. Es un mundo rural envejecido, despoblado y yo añado una cosa, desesperanzado. Hace mucho tiempo que vengo mantenimiento que es hay una especie de indefensión aprendida, el preludio de la depresión. Han sido tantos los palos, tantos los intentos que al final parece que no hay remedio. Por eso una de las cosas que yo quiero plantear, y es importante, es empezar a generar esperanza.

-¿Cómo?

-Pues, por ejemplo, ¿que somos pocos? A lo mejor eso nos da la posibilidad de conocernos mejor. Porque al final lo dramático del mundo rural es que la esperanza y las iniciativas quedan un poco en la sombra, pues tendremos que empezar a sacarlas. Es la primera base, que los que estamos en el pueblo creamos que realmente es digno vivir allí.

-¿Sugiere que hay un complejo de ser habitante del mundo rural?

-Un poco sí. Hay necesidad de hacer ver lo positivo de la vida en el mundo rural, descubrir cuáles son nuestros valores. Porque ¿cuál es la idiosincrasia del mundo rural? ¿Es la huerta? No, es mucho más; son valores de cercanía, conexión y respeto a la naturaleza, los trabajos comunitarios, el sentido festivo de la vida, el círculo de la vida y la muerte vivido de una manera especial, incluso las tensiones vividas por la cercanía. Son cosas propias del mundo rural que van más allá de lo agrícola y lo ganadero, que también es importante.

-¿No le parece que esa idea se asimila más a un mundo rural de fin de semana, que parece que es el que mantiene un poco vivos los pueblos?

-Entiendo que hay tres tipos de mundo rural. El de los de plantilla, que estamos allí permanentemente; el de fin de semana, con mucha gente vinculada al pueblo que no quiere perder esas raíces y yo lo veo en clave positiva porque, aunque solo sea el fin de semana, también trae dinamismo y vida. Y luego están los estacionarios, los que vuelven por primavera, muchos pensionistas que se pasan los meses duros de invierno en la ciudad para volver en el tiempo bueno y pasar largas temporadas en el pueblo. Y eso también trae dinamismo, sus raíces siguen estando ahí y no quieren desvincularse. No hay que despreciarlo.

-Pero solo los primeros, los que usted llama de plantilla, son los que mantienen servicios públicos, médicos, escuela... La población es lo que cuenta y ese es el drama del mundo rural.

--Si, pero también esos de fin de semana tienen una perspectiva desde fuera y pueden contribuir a dinamizar con los que estamos allí. Puede que no ayuden a fijar población pero sí a generar esperanza y dinamismo.

-Insisto, hay quien piensa que cualquier intento de salvar el medio rural ya es tardío.

-Cuando hablamos de envejecimiento y despoblación hay que situarlo en el marco europeo, no podemos pensar en el drama rural español como algo aislado de lo que está ocurriendo en el mundo. Es verdad que parece que el tiempo se ha detenido en algunos pueblos, pero también que en esta era globalizada el drama nos afecta un poco a todos. En este continente europeo en el que el envejecimiento es un problema, en el mundo rural se convierte en drama. Por ejemplo en un instituto de Madrid perder 20 alumnos es un problema, aquí es un drama. Esa es la diferencia.

-La cuestión es ¿qué hacer?, de momento nadie tiene la fórmula para invertir el declive.

-Tendremos que ver cuáles son los factores propios de la pérdida de población en el mundo rural. Porque no es solo un problema de empleo, también es cultural. Si solo fuera un problema de empleo cómo te explicas que gente que tiene trabajo en el pueblo se va a vivir a Zamora y va y viene todos los días. O gente que está en el pueblo se plantea irse porque piensa que en la capital allí va a tener mejor calidad educativa. Hay un problema cultural, parece que estamos despreciando lo nuestro como creyendo que en la capital voy a tener más servicios, mejor calidad de vida. Parece que hay que incidir en que lo nuestro es lo importante.

-Sin embargo crece la atracción por lo rural, no solo como territorio sino como cultura.

-Pero como lugar de ocio. Por eso desde Jóvenes Rurales Cristianos hicimos una campaña defendiendo que somos una alternativa de vida.

-Se están viviendo las consecuencias del drama; además de la merma en los servicios básicos, corren peligro las tradiciones, el legado cultural de los pueblos por falta de jóvenes que tomen el relevo.

-El problema está en que se ha priorizado el territorio sobre las personas y cuando no hay personas en un territorio ocurre que se está perdiendo cultura. Y luego hay un problema medioambiental, con una fauna descontrolada, con un peligro de incendios serio porque un bosque asalvajado es una fuente de incendios impresionante.

-Parece que los políticos se empiezan a dar cuenta y buscan soluciones, ahí está el comisionado de despoblación y hasta en la conferencia de presidentes autonómicos el drama del mundo rural tuvo protagonismo.

-Que la despoblación es un problema hace muchos años que se sabe, vuelvo a recordar que desde los movimientos rurales cristianos hace tiempo que estamos de alertando y no se nos ha hecho caso. Pero es que interesaba la despoblación, interesaba centralizar para agrupar servicios, y ahora se están dando cuenta de que las ciudades se están convirtiendo en lugares sin salud para vivir, no cabe más gente. En segundo lugar la falta de habitantes está suponiendo un gran peligro, de incendios, medioambiental y les entra prisa para remediarlo. La pregunta que nos hacemos y que me haces es ¿será demasiado tarde?, yo creo que no.

-Es llamativa la repercusión del problema en los medios nacionales o fenómenos literarios como "La España vacía"; usted mismo protagonizó una portada en "El País". Algo está pasando ¿no?

-Pues desde luego algo se está moviendo a nivel de política nacional, hay eco, sí. Ahí tenemos que ser prudentes e inteligentes, aprovechar el tirón mediático pero darnos cuenta de que esto es una carrera de fondo, porque nuestro cansancio es la mejor estrategia para los que no quieren que nada cambie.

-En medio de todo esto surge la Coordinadora Rural ¿a dónde quiere llegar?

-La Coordinadora se empieza a gestar hace más de un año, convocando a las asociaciones desde el equipo de Pastoral Rural Misionera para hablar de los valores del mundo rural y ver qué se puede hacer. Tenemos inquietud y pensamos que asociarse es la única salida, caminar juntos. A partir de ahí lanzamos una convocatoria más firme y sale la idea de crear una coordinadora, que es el germen; una federación de asociaciones vinculadas al mundo rural.

-Plantean un ideario como documento base.

-Sí, un ideario común, de mínimos y una de las cosas que deberíamos intentar superar son las sospechas de politización. No es bueno que haya ninguna suspicacia porque no queremos vincularla a ningún grupo político, ni religioso. Queremos que sea algo que camine de forma autónoma.

-El desafío es que la gente crea en ello y no lo considere como un grupo más que no llegue a nada.

-Por eso apostamos por un asociacionismo que no se dedique solo al entretenimiento sino constructor de un mundo rural vivo. Hay muchas cosas que conseguir pero me conformaría simplemente con generar esperanza.