Cuando los vecinos de Fuentesaúco aún estaban intentando digerir el dramático accidente del domingo que terminó con la vida de uno de sus hijos y otro vecino de Tagarabuena, ayer por la mañana un nuevo susto azotaba al pueblo. Un incendio destruyó por completo la vivienda de Miguel Samaniego, conocido por todo el mundo como Lin.

El fuego se desencadenaba sobre las diez de la mañana, cuando uno de los hijos del propietario se percató de que la chimenea se había prendido. En seguida salió de casa y dio la voz de alarma, pero fue visto y no visto; en apenas una hora la voracidad de las llamas, favorecida por el viento que ayer soplaba, destruyó por completo la vivienda unifamiliar situada en la carretera de Guarrate, frente a la pradera de los toros.

"Me llamó el chico diciendo que se había prendido la chimenea y todo ha pasado en un verbo" resumía visiblemente afectado Lin Samaniego. "Todo se nos ha ido, venía el aire a favor y solo nos ha quedado ver cómo se destruía". Y así fue, porque los intentos iniciales de sofocar las llamas con el camión cisterna del Ayuntamiento y la posterior intervención de los bomberos de Toro nada pudieron hacer por salvar la vivienda de dos plantas.

"Es una casa vieja, con el forjado de madera; cuando hemos llegado estaba parte del tejado hundido y ha caído sobre la primera planta" explicaba uno de los bomberos de Toro. El edificio se desmoronó en el interior provocando serios destrozos, prácticamente reducido a las cuatro paredes. Tras controlar el incendio y asegurarse de que no afectara a las viviendas del entorno, los bomberos -se desplazaron desde Toro cinco profesionales con un vehículo- estuvieron durante toda la mañana desescombrando y apagando los rescoldos.

El siniestro obligó a cortar la carretera de acceso desde Guarrate para facilitar el trabajo de los bomberos y el personal del Ayuntamiento. Una vez que los profesionales se marcharon, una máquina retroexcavadora tiró una pared que estaba un poco vencida, ante el riesgo de que pudiera caer sobre la calle o afectar al edificio colindante.

La casa quedó así reducida a escombros ante la desesperación de sus moradores que casi no pudieron rescatar nada del interior. "Tenemos dos arcones con la comida y no se si los podré recuperar" comentaba abatido el propietario, a la vez que aseguraba que la chimenea "estaba bien, todos los días poníamos la lumbre y nunca ha pasado nada, se conoce que una chispa lo ha liado todo".

Las consecuencias fueron dramáticas para una familia que, de la noche a la mañana, se quedó sin nada. La vivienda de dos plantas estaba habitada por Lin Samaniego, viudo de 63 años, su hijo de 25 que se encontraba en la casa en el momento del incendio aunque no sufrió daños personales, y su hija de 18.

La premura de los responsables municipales de Fuentesaúco a la hora de buscar una solución al desamparo en el que quedó la familia permitió que a última hora de la mañana ya se contara con una casa donde ayer mismo se instalaron el padre y los dos hijos. Así lo confirmaba ayer el alcalde saucano, Gaspar Corrales, quien precisó que el Ayuntamiento dispone de una vivienda para atender situaciones de emergencia, "pero está ocupada por otra familia que sufrió un incendio hace aproximadamente un mes".

Por ello fue necesario actuar con rapidez para buscar otra casa en el pueblo y desde el Ceas de la Diputación se empezó también a trabajar con el fin de atender las primeras necesidades de los afectados.