El Puente de Sanabria arrancó ayer con su primer desfile de carnaval lleno de color y buen humor de todos los participantes, que se congregaron en el Rebollo para iniciar el recorrido por la Plaza del Mercado. Un barco vikingo abría el desfile aportando vistosidad, la nao cargada de guerreros de todas las edades estuvo a punto de naufragar al ritmo de la charanga. Los más pequeños pusieron en escena todo tipo de oficios desde policías persiguiendo presidiarios hasta enfermeras y princesas.

Una de las mujeres más veteranas, con 77 años, no pierde ni la marcha ni el ritmo de los carnavales, porque reconoce que es la fiesta "en la que siempre me lo he pasado mejor". En otros tiempos "sin saber casi coser" confeccionaban sus trajes entre risas y remiendos. En los dos carnavales anteriores "faltó" pero en este no se lo pensó, y apareció de pantera.

Una de las pequeñas de chavalas llenó el recorrido de "pokemons" de todas las formas y tamaños, mientras que un grupo de jóvenes aterrizó con nave estelar en plena plaza. Las animadoras del equipo enseñaban sus paños menores, abundantes y forrados por eso del frío que ayer recorrió la comarca, pero que ni deslució ni restó protagonismo en este primer día de máscaras. Es más, llegaron brillos de la Estatua de la Libertad desde el otro extremo del Atlántico. Brujos, magos, zulúes y algún ninja se dejó ver por la calle.

El recorrido se prolongó hasta la residencia de mayores, donde los abuelos saludaron con sonrisas la llegada del desfile de carnaval. La pausa se prolongó unos minutos para iniciar el camino de regreso hasta el pabellón para celebrar el primer baile de carnaval. Y dicen los entendidos que lo de ayer no es nada comparado con la que se avecina hoy en el desfile, porque el Martes de Carnaval, fiesta local, en la que se disfraza prácticamente todo el pueblo.