Extraterrestres, indios y vaqueros, los Picapiedra, un museo de cuadros que han hecho historia, la cacería real, un circo con todos sus componentes, un grupo de monjas en bicicleta o los inconfundibles mejicanos. Las calles de Monfarracinos se transformaron ayer en una variopinta urbe donde se daban cita personajes de toda raza y condición para disfrutar de una gran fiesta de carnaval, una de las más concurridas del mundo rural zamorano con cerca de 200 personas participando y el público disfrutando.

Y todo ello gracias al desfile de carnaval que por quinto año consecutivo organiza la Federación Espigas bajo la denominación "Reviviendo el antruejo".

Fue una tarde espléndida, marcada por la animación, el buen ambiente y el colorido que ofrecían unos disfraces originales y bien trabajados por las asociaciones que han participado. Un total de seis: "Las Salinas" de Revellinos, "La Vilana" de Piedrahita de Castro, "Las Flores" de Manganeses de la Lampreana, "Villa de Alba" de Villalba de la Lampreana y la zamorana "Portal de San Vicente", además de la anfitriona "Monterracinos".

El desfile de carnaval partió de la plaza de la iglesia de Monfarracinos para continuar el recorrido por varias calles del pueblo con el acompañamiento de la música y los bailes y representaciones que se marcaban los participantes. El público observaba el recorrido desde ambos lados de la calle mientras seguía el ritmo de la música y la animación que los disfrazados ofrecían.

La fiesta terminó en el salón multiusos donde los participantes pudieron disfrutar de un chocolate con churros. Todo un alimento fortalecedor para tomar fuerzas y participar después el baile de disfraces.