"La fauna está hambrienta". Es una convicción del sector ganadero, que se muestra partidario de poder mitigar la necesidad alimenticia de las especies silvestres dándolas de comer los cadáveres de animales "sanos". Que la fauna de pluma modifica sus hábitos y centra su predación en los animales domésticos más vulnerables es una realidad que constatan los ganaderos que sufren en sus propiedades los asaltos de especies que nunca se habían distinguido por estos procederes.

El cambio de costumbres alimenticias se ha hecho más que evidente a partir de la aparición de la enfermedad denominada de las vacas locas, que quitó de la escena "toneladas de carne" de los cadáveres de los animales muertos en las explotaciones ganaderas, que servían de sustento a carroñeros y especies necrófagas. Sellado de vertederos, pérdida de sembrados, expansión de predadores de pelo y repoblaciones de especies monoespecíficas son algunos de los factores que agravan el hambre de la avifauna. Ahora diversos animales de vuelo buscan sobrevivir aferrándose a lo vivo, y las crías del ganado ovino y vacuno están en el ojo avizor de las aves, así como las gallinas y otras aves de corral.

En el Parque Natural Arribes del Duero, una de las mecas de buitres y rapaces, la preocupación está metida en la cabeza de los ganaderos, pero es un fenómeno visible en todos los lares.

Es llamativo que hasta el granulado utilizado para dar de comer a perros y gatos sepa a gloria a la fauna silvestre. Aves que antes hacían del campo su lugar predilecto ahora sobrevuelan los pueblos y sus alrededores con tanta pasión como las vías de comunicación con más siniestralidad faunística.

El ganadero de Fornillos de Fermoselle, Manuel Bárbulo, afirma que "la fauna está muerta de hambre y es la necesidad la que lleva a las aves a atacar a los ganados, a las crías y a los animales más débiles". Esta hambruna, afirma, "es consecuencia de la gran presencia de jabalí que hay en la zona y que se comporta como un predador capaz de arrasar con todo lo que encuentra a su paso". "Hay huellas de jabalí por todos los sitios y carga contra los nidos de perdices, contra las culebras y los lagartos. Tiene las piedra volteadas en su búsqueda de alimento" subraya. Ante este arrasamiento de presas silvestres, las crías del ganado están en el punto de mira de especies del cielo "como cuervos, milanos reales, águilas y buitres".

También el ganadero de Fornillos, José Silvo, orgulloso de un rebaño de ovejas alegrado por decenas de corderillas destinadas a mantener viva la explotación, reafirma que "la fauna tiene hambre porque han quitado toneladas de carne del campo". En su caso ha sufrido el ataque de los buitres. "Este año llevo dos ovejas muertas. A una la reconocí porque al tener un buen collar con un changarro no la pudieron desollar la cabeza".

Silvo asegura que "el hambre es el motivo por el que atacan los buitres al ganado". "Al nacer una cría se junta una patolea de aves y cuando llegas solo están los huesos. Se tiran una parva de buitres y en media hora ventilan a un animal" expresa Silvo.

El ganadero de Fornillos sostiene que antes de impedir el abandono en el campo los animales muertos las carroñeras sobrevivían porque comían todos los días. Unas veces hallaban carne en Fornillos, otras en Fariza u otro pueblo. Desde que les han dejado sin alimento tienen que atacar y todos los años caen ovejas y perdemos reses".

El ganadero de San Juan de la Cuesta, José Antonio González, habla incluso de la combinación que se da entre los predadores para resolver el asunto del hambre. Como anunciándose el festín los unos a los otros. "Los cuervos la emprenden y provocan heridas en la matriz o en la vulva. Y las águilas hacen otro tanto. Es un espectáculo deleznable porque comienzan a devorar a las crías o a los animales vivos".

"Los cuervos de inofensivos no tienen nada", dice, y se remite al refrán de "cría cuervos y te sacarán los ojos". González añade que "las urracas o pegas como cojan un cordero recién nacido hacen igual".

"La fauna silvestre hace mucho daño. En el mercado del lunes del Puente nos reunimos a veces los ganaderos y están al día las quejas de unos y otros, y hablar de la pérdida de algún animal, especialmente, por lobos" expresa el ganadero sanabrés.

El ganadero de Peque, Rafael Lobato, señala que el ataque de urracas y cuervos se ha puesto de manifiesto desde la prohibición de dejar animales muertos en el campo. "Entran en las naves y atacan a las crías por detrás y las sacan las tripas, o las acometen por un costado o por los ojos. Mayo y junio son dos meses críticos". La solución del problema, en las naves, según precisa, "es colocar redecilla para impedir el acceso de estos predadores". "Que la fauna sufre el hambre los vemos cuando echamos de una simple paca de hierba o paja en el campo para el ganado y llegan pájaros de todas partes en busca de grano o alimento" añade el ganadero.

José Luis Pascual Pordomingo, de Tudera, tiene a una pareja de cuervos centrados en la paridera de sus ovejas, especializados ya en dar muerte y llenar el buche con las asaduras y partes blandas de corderos recién nacidos. La Guardería Medioambiental sostiene que "es un solo ejemplar" el carnicero. De momento ha buscado como solución la instalación de un cañón de propano, que zumba "cada siete segundos" y, en un principio, "hacía brincar al ganado y ladrar asustados a los perros". Pascual Pordomingo tiene autorización para abatir al córvido, pero ni es cazador ni considera que sea competencia suya hacer semejante eliminación.

"Es un problema que se nos va de las manos. O los predadores o nosotros. Aquí no es como Tierra de Campos o Benavente y aprovechamos los pastos con el ganado. Es incompatible la ganadería extensiva con los predadores. Me está costando dinero y tiempo poner el cañón de propano para espantar a los cuervos porque tengo que dejar de ordeñar para colocarlo a las ocho de la mañana, y luego volver a la tarea de ordeñar" expresa José Luis Pascual.

El responsable de Medio Ambiente de la Unión de Campesinos-Coag y ganadero José Manuel Soto es contundente y exclama que "¡Hay que alimentar a los carroñeros y a la fauna!". Manifiesta que "todo el mundo dice que tiene que haber animales silvestres pero pocos se acuerdan de darlos de comer". "¿ A dónde van a ir?" se pregunta, y sostiene que se comportan "como un seres humanos que si no tienen para comer y tienen que robar, pues roban".

Repara Soto que "hoy día por el campo hay menos siembras, no hay cadáveres y cada vez menos basureros. La ecología no es solo decir que los animales son muy bonitos: hay que darlos de comer porque sino atacarán, robarán, matarán y no está en su gusto los papeles de los despachos". "Los dibujantes de las normativas tiene matrícula de honor en la teoría y ni puñetera idea de la práctica y de vida real" suelta por su boca. En la Administración, insiste, "parece que quieren que desaparezcamos la gente de los pueblos".

El ganadero de Fresnadillo, Eduardo Herrero, no tiene duda de que ha habido un incremento de predadores. "Y todo viene desde que retiraron los cadáveres del monte porque los animales tiene que comer y no tienen qué". Herrero subraya que "caza no hay, o hay poca, y hay aves que se alimentan de caza muerta o de los huevos o crías que puedan coger". En esta situación de urgencia y necesidad los corderos pequeños son carne predilecta. "Llegan a ellos cuando la oveja tiene un parto difícil y queda cansada" dice Eduardo Herrero.

Como el resto de los ganaderos consultados considera que debe permitirse dejar animales muertos en el campo. "Hay mucho animal que puede dejarse. El ganadero sabe cuál es el animal enfermo y trata de evitar la enfermedad y su contagio por todos los medios". La ley, apunta, "se hace desde los despachos y una vez que pasó el mal de las vacas local pues deberíamos dejar cadáveres a la fauna, al menos, en un porcentaje".

Aunque está permitido crear muladares a los ganaderos, Herrero como gran parte del gremio prefiere no hacerlo por la exigencia de los requisitos. "Deberían tener muladares, que el ganadero, cuando vea que está sucio, ya irá a limpiarlo. Ahora lo más cómodo es entregar la oveja al camión. Que si quitar huesos, que lanas, que si h. La gente del campo nos damos cuenta que los animales tienen que comer y, cuando no hay, tienen que atacar. Somos muy puritanos y se apuesta por quitar despojar de cadáveres el monte. Los ganaderos estamos en la universidad de la experiencia y los políticos hacen leyes sin contar con el campo, donde estamos quienes vemos la realidad".

El ataque de los cuervos a las crías no es una situación exclusiva del campo y del medio rural, en la propia ciudad de Zamora se tiene constancia del ataque de córvidos a pichones, a los que atacan cuando todavía están inmovilizados en el nido aprovechando la ausencia de los progenitores.

Existe en el sector ganadero la impresión de que el interés económico está detrás de la recogida de animales muertos. "Es un negocio" expresa algunos ganaderos que critican el rigor en el tratamiento de los animales muertos.

Antonio de José Prada, presidente de la Asociación Zamorana para la Defensa de la Caza y de la Pesca, ve el caso del ataque de los cuervos al ganado "como algo extraño". Pero es consciente de que el momento en que nacen los corderos éstos son muy susceptibles de que los cojan y ataquen por el cordón umbilical". Sin embargo considera "raro que la madre no tenga capacidad de respuesta" o también alude a que "puede ser que el cuervo sea muy espabilado".

Pone de manifiesto que la fauna tiene una gran dependencia desde que se prohibieron los muladares. Ahora tiras cualquier desperdicio o cualquier jabalí y tiene una repercusión brutal en todos los carroñeros". Para De José Prada el tema "es muy serio". Califica de "error" no dejar animales por el campo, y señala que "cuando se hizo el plan del lobo se pidió que se abriera la mano con los cebaderos y que no hubiera tantas restricciones para dejar cadáveres en el medio natural".

Desde la Guardería Medioambiental se habla de una relajación del ganadero en las costumbres y en el manejo del ganado, que lleva asociado, afortunadamente, una vida más cómoda en la gestión del ganado, pero que también comporta que se den este tipo de ataques.