Chany Sebastián

La matanza casera tradicional alistana, tabaresa y albarina resurgió ayer en la Villa de Tábara, a la vera de la Sierra de la Culebra, cumpliendo fielmente su objetivo de revivir, gracias a los padres y abuelos, las ancestrales costumbres campesinas para ponerlas en valor y a la vez darlas a conocer en su esencia a las nuevas generaciones, a los niños, a los jóvenes y a los adolescentes de nuestros pueblos, pero muy en particular a los hijos de los emigrantes y foráneos de las grandes ciudades, muchos de los cuales ya han roto o están a punto de romper los vínculos con la historia del medio rural.

El chamuscado del cerdo utilizando pajas de "encaños" de centeno, que mantienen más la llama, introdujo a los presentes con sus colores y olores a la matanza, la que se decía era, -y así fue durante siglos-, la fiesta más importante para las familias, junto a la del santo patrono o patrona. Día de fiesta en el que se congregaban familiares cercanos y allegados para en una animada y a la vez intensa faena preparar unos productos y viandas que llenarían la despensa para convertirse en el alma, corazón y vida de los campesinos.

Santi Andrés Fresno, tabarés de pura cepa fue emigrante en Alemania, en la Luthansa, y al jubilarse regresó al pueblo de sus orígenes, donde ahora es juez de Paz: "Cuando naces en un pueblo puedes irte muy lejos, pero nunca jamás olvidas sus tradiciones, tus raíces, añorándolas desde la distancia y la diáspora a miles de kilómetros. Hoy al vivir la matanza regresas otra vez a aquellos años 50 del siglo XX donde la matanza era parte imprescindible para la supervivencia de nuestros pueblos y cuantos en ellos vivíamos. Hay que reconocer que revivir la matanza es volver a los orígenes".

Para Agustín de Dios Pernía "Aliste, Tábara y Alba es una tierra de grandes valores agroalimentarios, silvestres y ganaderos, que por desgracia a veces se valoran más desde fuera que aquí mismo. Tenemos que ser conscientes que producimos cantidad y calidad y tenemos que saber venderlo a un precio justo que garantice ingresos para las familias, asentando población en los pueblos. Quien desee encontrar y degustar manjares en nuestros pueblos no le defraudaremos sea con la Ternera de Aliste, el cordero "castellano", el cabrito, las setas, moras, castañas y miel. En unos tiempos de éxodo rural a las grandes urbes Aliste, Tábara y Alba fueron y pueden seguir siendo la despensa de la provincia de Zamora y Castilla y León. De aquí nadie se va con ganas de comer".

Vecinos y foráneos se convirtieron en testigos de excepción de la matanza y el Centro de turismo Rural de la localidad les obsequio en la inverniza mañana con los manjares propios de la matanza del cerdo: lomos, chorizos y fritos.

Los más afortunados pudieron participar en las jornadas gastronómicas del cerdo que continuarán desarrollándose en Tábara hasta el día 28 de febrero. Una buena alternativa para conocer el hojaldre relleno de manitas con verduras en su jugo y chichos al punto, patatas con costillas, carrilleras glaseadas con vino tinto y el secreto a la brasa con tosta del Duero.

La matanza sigue cautivando a los alistanos, tabareses y albarinos y estos dispuestos a poner de su parte lo que haga falta para que la tradición no decaiga ni desaparezca.