Agustín de Dios Pernía es el promotor de la matanza tradicional casera al estilo tabarés, mañana sábado, un experto en turismo rural, ganadería, cocina y agroalimentación dispuesto a preservar las tradiciones y valores de la tierra.

-El medio rural zamorano está bajo mínimos y la despoblación amenaza su futuro, ¿hay remedio?

-Hay que reconocer que la cosa está mal, en los pueblos cada vez quedamos menos gente, pero nada hay imposible y la esperanza es lo último que se pierde. Eso lo sabemos quienes decidimos, tras emigrar, regresar a nuestra tierra para quedarnos y quienes nunca se fueron. Yo fui ganadero, luego emigré al País Vasco y volví para ser cocinero. Quienes vivimos y trabajamos en el medio rural creemos en nuestra tierra, en su pasado, en su presente y en su futuro, somos conscientes de que hay que trabajar duro, pero seguiremos luchando. Para que la despoblación rural cese la única solución es ofrecer en nuestros pueblos unas infraestructuras, unos servicios y una calidad de vida digna.

-¿Hay materia prima para vivir dignamente en los pueblos?

-Sinceramente sí. Tenemos que ser conscientes de lo que tenemos, preservar nuestras costumbres, valores y tradiciones y transmitirlas a las nuevas generaciones, que los jóvenes sientan como suyo lo que hacemos sus padres y abuelos. Tenemos un ecosistema único para vivir o disfrutar del turismo rural como la Sierra de la Culebra. Productos que son auténticos manjares como la magnífica Ternera de Aliste, el cordero de Castellana, setas y miel, vinos y quesos, moras y pan.

-¿Qué suponía la matanza para los pueblos?

-Antiguamente de la matanza del cerdo dependía la subsistencia de las familias, cada una mataba uno, dos o tres, eran tres días de dura faena y de fiesta que llevaban a la despensa jamones, tocinos, chorizos, botillos y manteca para todo el año, para sementeras, siegas, acarreos, trillas, pastores y vaqueros.

-Ustedes en Tábara quieren perpetuar la tradición.

-Así es, no podemos dejar que se pierda. Somos conscientes que la matanza está en decadencia, en los pueblos la mayoría es gente de la tercera edad y van dejándose de hacer. Queremos ofrecer la posibilidad de vivir la matanza, pero también degustar aquellas viandas propias de tan grande día.

-Del cerdo dicen, gustan hasta sus andares.

-Los productos de antaño ahí siguen, como las costillas con patatas, exquisitos, y llegan nuevos preparados como el hojaldre relleno de manitas con verduras, la morcilla con manzana caramelizada en ravioli de berza o la carrillera glaseada al vino.