Los restos mortales de María del Carmen Carracedo Sotillo, la mujer de 54 años que desapareció el pasado mes de septiembre en Rozas, reposan desde ayer en el cementerio parroquial de su pueblo natal, tras la misa de funeral oficiada en el templo y la conducción del féretro al camposanto. A la última despedida asistieron una treintena de personas entre vecinos y allegados. La familia de Carmen pudo hacerse cargo el miércoles, a primera hora de la tarde, de los restos mortales depositados en el Instituto Forense de Zamora, desde el 27 de septiembre, hasta concluir su análisis forense y de ADN. El féretro fue trasladado a primera hora del miércoles al tanatorio de El Puente de Sanabria, donde se instaló la capilla ardiente para su posterior traslado, en la mañana de ayer, a la iglesia de Rozas. A las puertas del tanatorio su hijo, Basilio García Carracedo, y su hermano, José Carracedo, llegados desde Jaén, dejaban constancia de "nuestro agradecimiento a toda la gente que nos ha ayudado". La familia veía cumplido su deseo de enterrar a María del Carmen tras un largo periodo de incertidumbre y tristeza. A las 10.30 se iniciaba la misa de funeral, oficiada por el párroco, Miguel Ángel Fernández Orduña, quien trasladó "nuestra solidaridad con los familiares de María del Carmen y trasmitirles nuestro apoyo en una muerte tan trágica". El párroco reconfortó a la familia con sus palabras "está bien hecho y es una idea piadosa y santa rezar por los difuntos, rezar por nuestra hermana María del Carmen". María Carmen desapareció el 3 de septiembre y apareció el 27 de septiembre, a unos 600 metros del núcleo de Rozas. En esos 24 días los voluntarios que se sumaron a búsqueda, no obtuvieron resultados favorables hasta que, de manera accidental, los perros de un ganadero dieron con sus restos.