Decenas de pueblos de Zamora vivían ayer una jornada festiva en honor a San Antón que sacó a las calles a miles de personas y también a cientos de animales que obtuvieron la bendición de su protector. Las sanantonadas y las roscas de anís sirvieron para calentar y endulzar el ambiente en esta celebración invernal a lo largo y ancho de la provincia.

Al sur del Duero, en Arcenillas, la festividad adquiría este año una especial importancia por servir de debut a la recién creada Banda de Cornetas y Tambores de la localidad, que convirtió la procesión de San Antón en todo un adelanto de la Semana Santa zamorana con las marchas más clásicas de las procesiones. Los miembros de la banda, pequeños y mayores, estrenaban sus capas negras y, vestidos de blanco y negro, acompañaban tocando las cornetas y los tambores el desfile que encabezaba la pequeña imagen de San Antonio Abad por las calles más céntricas del pueblo.

Una cita muy concurrida y querida tanto por los paisanos de Arenillas como por representantes municipales de otros pueblos cercanos como era el caso de Villalazán, Villaralbo o Corrales del Vino, que acompañaban al alcalde de Arcenillas, Enrique Rodríguez, a quien precedía el sacerdote Joaquín Redondo, encargado igualmente de dar la bendición con el hisopo a los animales que los dueños llevaban hasta las puertas mismas de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en una onomástica tan tradicional y fiel a los ritos que conlleva.

La fiesta, que empezaba el viernes con baile y chocolatada además de hinchables para los niños, concluía ayer con el baile vermú y una sanantonada, a base de alubias y productos del cerdo, que se celebraba en el salón municipal a primeras horas de la tarde.

Suculentas costumbres

En las comarcas de Campos y Tierra del Pan son muchos los pueblos que ayer encomendaban la salud de sus mascotas y cabezas de ganado a San Antonio Abad. Granja de Moreruela cumplía con la tradición de la subasta, cantada por el alcalde y el teniente de alcalde, que ofrecieron suculentas tartas, ricas tortillas, botellas de vino, embutidos e incluso animales vivos, como pollos y conejos que atrajeron la atención de los más pequeños del pueblo, que disfrutaban de una jornada no lectiva. Se recaudaron 460 euros que servirán para sufragar los gastos de la parroquia.

En Manganeses de la Lampreana un nutrido grupo de niños y niñas también se acercaba con sus papás y abuelos a las puertas de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y disfrutaban de la compañía de los perros que esperaban ser bendecidos por el párroco. Los ingeniosos refranes leídos al santo animaron la jornada que concluía compartiendo en hermandad la tradicional sanantonada, a base de las mejores piezas de la matanza. Las roscas de anís típicas de la fecha fueron el otro manjar del día.

Cerecinos de Campos había trasladado la fiesta al fin de semana, y seis quintos cumplieron con el rito de la carrera de cintas a caballo, como manda la tradición. Fueron Irene, Clara, Alba, Iván, David y Víctor.

Al oeste de la provincia, la localidad de Moreruela de Tábara también honraba a Antonio Abad con una concurrida subasta a la salida de la misa y un vino español que fue de gusto de todos los asistentes.