Ocho quintos -Álvaro, Andrea, Marta, Sonia, Víctor, Marina, María y Antonio- han protagonizado este año la fiesta de San Antón en Monfarracinos. Aunque oficialmente el día del santo es mañana, 17 de enero, se hace coincidir en fin de semana para favorecer la máxima participación. Y este pueblo de la Tierra del Pan ha vuelto a volcarse con una celebración, organizada por la Asociación Cultural Monterracinos y la parroquia de San Martín de Tours, donde quintos y animales asumen el protagonismo.

"¡Oh glorioso San Antón!/ en este pueblo querido/ perdónanos nuestras culpas/ que en el año cometimos". El joven Álvaro fue el encargado de iniciar las relaciones, escritas por Saverlio Villar de Castroverde de Campos, donde junto a Marta, Sonia y Álvaro, relataron avatares y aconteceres del año en Monfarracinos. Sin pasar por alto acontecimientos nacionales como la crisis del PSOE o la vuelta de los "peperos" de Rajoy, los quintos evocaron la marcha del coadjutor, Florentino, o el nombramiento del alcalde como diputado de Medio Ambiente. "Que se prepare Manolo,/ le vamos a dar trabajo:/ ¡Qué pasa con lo del río!/ parece que no ha gustado/ como se ha hecho el dragado; / y en el pueblo se preguntan:/ ¿pero no hay que revisarlo?".

Los incendios del verano o los robos, de los que no se ha librado Monfarracinos, también salieron en las relaciones recitadas a la puerta de la iglesia con el inquieto burro Micaelo como "padrino" de la celebración.

Después el párroco impartió la bendición, tanto a los animales, perros de varias razas y un hurón, como a los propios vecinos que se dieron cita en la celebración.

Con los quintos vestidos de gala, ellos de capa castellana y ellas con la indumentaria tradicional que también se luce en las águedas, la procesión discurrió por las calles de Monfarracinos con dos quintos y dos quintas portando las andas. Después llegó la misa y finalizó la jornada con la tradicional subasta de ofrendas. Roscas de anís, conservas, vino y licores, un lechón, un queso y hasta litografía del pintor local Jesús Tejedor fueron algunos de los bienes subastados en la puja de San Antón.

Los fondos se destinan a la parroquia que tiene en esta ofrenda una nada desdeñable "propina" para sufragar gastos, entre ellos la calefacción.