La fotografía de la naturaleza es una pasión en boga. Cazando imágenes de animales terminaron el pasado siglo encelados safaristas que pasaron años y años disparando y matando en África a lo más fiero y poderoso. Un buen día, cansados de muerte y sangre, y de llenar de contenido los hambrientos Museos de Fauna europeos, prefirieron mostrar en los salones de la alta sociedad las imágenes de elefantes, búfalos, leopardos y leones vivos, y no sus cuerpos disecados. Apostaron por llevarse la imagen y pisteaban la selva como siempre en pos de piezas asombrosas, y apretaban y disparaban casi con la misma pasión el pulsor de la cámara que el gatillo del rifle. Así dieron origen a la caza fotográfica.

El salmantino Carlos Abejón Medina fotografía animales salvajes de la fauna española en plena acción y, en Zamora, halla fauna sobrada para satisfacer su pasión. La expresividad "de los bichos" y la nitidez y el realismo de las presas cazadas con el objetivo da fe de una cercanía difícil de lograr.

"La afición me viene porque siempre me han gustado los animalillos, como a cualquier crío, y ahora, con las nuevas tecnologías y que no hace falta carretes, es más fácil" expresa. Tomó la cámara con fuerza y "desde el año 2010 hasta ahora no he parado".

Inició su rodadura en Vitigudino y entorno, pero luego amplió los horizontes a lo largo y ancho del país "porque hay especies que para fotografiarlas no queda más remedio que coger el coche e ir hasta donde habitan". Es el caso del urogallo, del quebrantahuesos y del lince.

Destaca que el truco estriba más en conseguir la cercanía al animal que en el equipo, que siendo muy bueno si los bichos no están próximos no consigues nitidez y realismo. "Y tener paciencia con la cámara en la mano". Comenzó su andadura con una camarilla corriente, y solo unas fotos se libraban. Luego avanzó hacia lo profesional, peo Abejón Medida sostiene que lo importante son los métodos. Señala que los comienzos de un fotógrafo de naturaleza suelen ser más caros por el coste que supone adquirir los medios, pero una vez puesto lo que gastas es, en mi caso, el gasoil y la carne que compras en las carnicerías para poner de cebo.

Toda su obra llama la atención porque presentan a los animales ante los ojos del espectador con expresividad. "Actuando". Los lobos los cazó en el lobopark de Antequera, pero también lo consiguió en La Culebra. Tiene, afirma, una predilección por las aves de presa y de rapiña. "Son mis favoritas" indica. Se sirve del cebo para atraer a la fauna, y siempre con todas las autorizaciones y permisos correspondientes. "Un 70% de las fotos están hechas con permiso". El águila real me ha costado muchísimo conseguirla. Estuve un año detrás y no lo veía. Ponía un conejo pero se metía el milano, el ratonero, el zorro? He tenido muchos sinsabores. Y también sustos. "Una vez escuchamos un tiro y quedó tendido un jabalí al lado del aguardo donde nos hallábamos a la espera".

En sus cazas fotográficas por la provincia de Zamora ha inmortalizado lobos en La Culebra, el águila perdicera, los milanos reales, el martín pescador, los abejarucos... Abejón Medina manifiesta, sin embargo, que lograr una excelente foto de buitres es complicado porque hay muchos ejemplares pero la gente tiene mucho miedo y, cuando dices que les van a echar de comer, piensan que es una forma de atraerlos y que van a comer el ganado.

Es una conquista difícil y reconoce que "se me han resistido muchísimos animales". Entre otros el halcón peregrino, el mochuelo y el lince. Hizo dos viajes hasta Andújar para capturar con el objetivo el amenazado felino y "he venido sin nada". No se le ha escapado el meloncillo. "El año pasado estuvimos haciendo fotografías a un águila calzada y fue el meloncillo a quitar el cebo al águila. Es una especie alóctona que compite con la gineta y las garduñas, y al final las va a desplazar o eliminar".

Carlos Abejón Medina suele desplazarse hacia los escenarios faunísticos "solo, y en el sitio quedo con gente. Existen empresas que se dedican a estas prácticas y, previo pago, te facilitan un poco el trabajo y te ponen un guía, pero en ningún caso te ponen el animal. Te facilitan verlo pero no esto garantiza el éxito fotográfico". "En verano es cuando menos me muevo porque es cuando crían. Y en invierno cuando más porque es cuando más necesitan comer y escasea el alimento y, entre comillas, es más fácil conseguirlo".

Una parte de sus fotos han estado expuestas en la Casa del Parque Convento de San Francisco, de Fermoselle. Es un lugar donde ha encontrado un sitio para mostrar su trabajo. Pero Abejón Medina asegura que las instituciones no suelen estar por la labor de ayudar a los artistas. "Nadie paga nada por exponer y lo hago porque gusta que la gente vea tu trabajo. Deberían dar una pequeña ayuda, no para ganar dinero, pero que sirvan para que uno ponga dinero". También la venta de fotos está bajo mínimos. Ahora con internet está muy difícil. Es un trabajo que no se paga con dinero porque son muchísimas horas las que esperas a los animales y unos días entra el bicho, otros no, otros días se pone a contraluz y no puedes hacer foto. Es complicado y hay que pulir mucho las cosas.

Sostiene que el patrimonio ornitológico de Arribes es muy positivo pero considera que "con la conservación que se da lo podemos perder en poco tiempo. La política de no poder echar carne al campo es algo que no me entra en la cabeza".

Definido como conservacionista, respecto a la situación del lobo niega que haya sido introducido al sur del Duero por la Administración. En su criterio la solución para hacer compatible al predador con las ganaderías extensivas pasa "por invertir en las explotaciones, sobre todo en seguridad, en perros y ganado". Dice "estar de acuerdo que la gente cada vez quiera vivir mejor, pero me parece incompatible tener ganado y hacer vida urbana. El que tenga hacienda que la atienda. La Administración debería ponerse las pilas en pagar los daños cuanto antes, y pagarlos bien, porque el ganadero no solo pierde la res es el estrés al rebaño, hay falta de producción y otros perjuicios".

Está convencido de la realidad del cambio climático, y reprocha la suelta de animales. "A veces soltamos al campo mascotas que no nos gusta tenerlas en casa, como que no va a pasar nada, y al final preparamos unos desastre importantes" manifiesta.

Carlos Abejón vive el compromiso de cazar a la fauna con su cámara y no repara en ir a Arribes, a Los Pirineos, Sanabria-Carballeda o las montañas béticas. "Muchas veces vengo para casa y no me vale ninguna para nada" manifiesta. Pero las que valen, impresionan y causan sensación.