Ya son 550 años los que contemplan a la iglesia de San Nicolás de Bari de Villalpando donde en 1466 se aprobó el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como cada 8 de diciembre, ayer la comarca de Tierra de Campos con Villalpando a la cabeza y los otros doce pueblos que pertenecían al señorío de los condestables de Castilla, avalaron el Voto Villa -Quintanilla del Monte, Cotanes del Monte, Villamayor de Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de Fallaves, Villárdiga, Prado, Quintanilla del Olmo, San Martín de Valderaduey, Villanueva del Campo, Cerecinos de Campos- y refrendaron una profesión de fe que sitúa el templo como el escenario del primer Voto del mundo.

Los herederos de aquellas gentes de Tierra de Campos perpetúan así la proclama de sus antepasados. Y tal y como se representa en el cuadro pintado por Antonio Pedrero que cuelga en una de las paredes del templo de San Nicolás. Un grupo de vecinos escenificaron en el altar el Voto de la Inmaculada sobre una adaptación de aquel acontecimiento histórico escrita por el ya fallecido Luciano López García.

Vestidos con capas castellanas, los actores fueron subiendo al escenario, primero Ramiro de Mazuela, quien fuera "alcaide" de Villalpando en aquel histórico 1466, con el notario Diego Fernández de Villalpando que daba fe del compromiso de cada uno de los 13 pueblos.

El párroco villalpandino y también historiador de la villa, Tomás Osorio, se encargó de presentar y contextualizar un acontecimiento que tiene otra protagonista de excepción: la Campana de la Queda. Construida en 1431 -35 años antes del dogma-, fue la que convocó al Voto y a las refrendaciones de 1498, 1527, 1904, 1940 y 1954, año de la coronación canónica de la imagen de la Purísima. Una talla, como documenta el propio Osorio, de la escuela de Gregorio Fernández de mediados del siglo XVII, "donada al pueblo por Antonio Asensio Calviche, presbítero villalpandino y abogado de los Reales Consejos".

"Escuchen -invitaba el párroco a los feligreses congregados en San Nicolás cuando tañía la Queda-, está como cuando la terminaron y suena lo mismo, como todas las noches a las diez cuando da 103 campanadas igual que en la Edad Media para anunciar que se iba a cerrar la puerta de la muralla".

Ayer Villalpando volvió a revivir una historia que marcó el devenir de la cristiandad desde este territorio, como quedó patente en la celebración de la Inmaculada con la iglesia de San Nicolás abarrotada de fieles.

Los actos del día grande habían comenzado con la ofrenda floral a la Purísima, para continuar con la misa, a la que no pudo asistir el obispo de Zamora, como se había anunciado. En su lugar pronunció el sermón el vicario episcopal del clero, Luis Miguel Rodríguez Herrero, cuya vinculación a Villalpando se remonta a 30 años atrás cuando hizo la pastoral junto a don Tomás.

Este año la ofrenda correspondió al pueblo de Prado. Con una abanderada abriendo camino, otra devota depositó un ramo de flores a los pies del altar. Y como testigos vecinos de todos los pueblos y la presencia de alcaldes y concejales de los trece municipios con el villalpandino Félix González a la cabeza.

Al término de la misa llegó la mencionada escenificación del Voto, coronada con el himno a la Virgen, para dar paso a la procesión por las calles de Villalpando. A esa hora, la mañana de niebla con la que amaneció el pueblo se tornó en una típica y más clara jornada invernal donde la procesión pudo discurrir con toda solemnidad. Al término de la misma, la pequeña talla de la Inmaculada retornó al altar mayor de San Nicolás de Bari.

Han pasado 550 años y en la Tierra de Campos el dogma de la Inmaculada permanece inmutable, como aquel reconocimiento de 1908 cuando el Congreso Mundial Mariano de Zaragoza rubricó el Voto de Villalpando como el primero del mundo.