La recogida de la castaña en el término de Robledo alcanza una cifra récord al acercarse a los 100.000 kilos, según la valoración de la Asociación de Castañicultores del pueblo. Un año que se preveía malo ha dado el vuelco gracias a las lluvias retrasadas de octubre, que debían haber llegado en septiembre para permitir engordar el fruto, y una floración previa de primavera relativamente favorable.

Algunos de los productores abogan porque la producción cuente con un marchamo de procedencia, y recalcan que "este sí es un producto de calidad, la castaña es totalmente natural y ecológica porque no se le echa ningún producto".

Los recolectores apuran estos días los últimos paseos a los castaños, cuando el grueso de lo cosechado ya está prácticamente vendido al mejor postor. La campaña cierra con un precio de 1,50 euros el kilo por el interés de los almacenistas en hacer acopio. Las heladas ponen punto final a la temporada. Algunos recolectores han recogido por encima de los 11.000 kilos.

En el término hay plantados unos 12.000 árboles en producción repartidos entre fincas particulares y comunales, como en Prados de Reis donde las administraciones repoblaron con un millar de castaños hace unos años. Hace unos años había media docena de viveros de castaños, pero ahora quedan 3 viveristas como señala, Pedro Prada, y 60.000 plantas que se sacan cada tres primaveras. Los terrenos de cultivo de centeno, cereal y patata, tras el abandono de la actividad agrícola, se destinaron a la plantación de arbolado.

La producción de los viveros, además de servir para repoblar las fincas resultantes de la concentración parcelaria finalizada en 1977 con la entrega de los títulos de propiedad, sirvió para repoblar numerosos terrenos en el vecino parque natural de Montesinhos. La castaña germina en un tierra sin riego lo que permite que sea muy sufrida y de gran resistencia.

Las nuevas fincas se redujeron en número pero se ampliaron en superficie, la media oscila entre 1 y 3 hectáreas. "Mis padres tenían 200 fincas y ahora tenemos cuatro con su camino de acceso" señala uno de los castañicultores. La mayor parte del resto de la comarca arrastra un sistema de propiedad minifundista que impide una explotación racional y sostenida como la que se practica en Robledo con la castañicultura.

Las plantaciones requieren un cuidado estacional de arar, podar y limpiar para cosechar en otoño. Los abonos son ecológicos, lo que proporciona el pastoreo de las ovejas. La mayor parte de las fincas están cerradas y solo acceden a ella los propietarios, lo que impide el robo de la castaña, además de garantizarse tres cosechas, la de otoño de castañas y la de setas, boletus, en otoño y primavera. La rentabilidad económica ha permitido a una parte de los recolectores mecanizar el proceso, primero con sopladoras que retiran hojas y pellizos, lo que facilita la labor de las recolectoras mecánicas, hasta 8 se han incorporado al proceso, a las que hay que sumar una de mayor capacidad acoplada al tractor. Pese a la modernización, las vecinas siguen con su cesta en ristre y unos buenos sacos de paciencia para agacharse a recoger las castañas de una en una. A última hora de la tarde llega el camión, en este caso del Barco de Valdehorras, para pesar y cargar.