Autoridades y vecinos de Carbajales de Alba coinciden en que los protagonistas deben ser el taller de bordados y el traje carbajalino.

Jacinto Alcántara, Director de la Escuela de la Cerámica de Madrid fue quien dio el paso adelante en 1937 para crear e primer taller de bordados. Corrían malos tiempos, Guerra Civil, y pudo ponerse en marcha gracias al requisamiento de dos maquinas de coser. La idea era calara, ceñirse la traje carbajalino, no obstante la falta de materiales obligo a buscar alternativas como a elaboración de delantales, tapice y alfombras. Eran tiempos de estrecheces, escaseaba el dinero, y en el Frente: heridos, dolor y muerte. Por ello las bordadoras cobraban a penas 3 pesetas diarias. Al principio fueron 13, llegándose luego hasta las 14.

En 1940, Carbajales y el hombre fuerte del régimen en Zamora Carlos Pinilla Touriño, decidieron construir lo que se denomino oficialmente "Taller de Recopilación Artística", luego conocido como Taller de Bordados. Un bonito inmueble que contaba incluso con cocina y calefacción, además de amplios jardines. Su gestión se otorgo a la Sección Femenina de Falange (Pilar Primo de Rivera). Fue aquí donde surgía e primer problema pues no todas las mujeres comulgaban con las mismas ideas políticas. Su primera directora, Enma ( Manuela Llamas Pérez), que nacida en 1915, contaba con solo 26 años, fue la encargada de que se dejara de lado la política y se dedicaran a bordar. Muchas entraban al taller al salir de la escuela, con 14 años, cobrando 4 pesetas y 2 reales al día. Poco más cobraban las profesos: seis pesetas.