La época de verano vivió una relativa calma en lo que respecta a los robos en edificios religiosos, sin embargo, vecinos de la comarca denuncian que no fue así en lo que atañe a las propiedades particulares. Las quejas se centran en la sustracción, con violencia y nocturnidad de elementos de viviendas, más concretamente las clásicas cortinas, que en el mercado tienen unos precios de entre 150 y 300 euros y que se cree terminan en Portugal. Las sustracciones tenían lugar durante las fiestas patronales aprovechando la noche y las grandes congregaciones de gente.