Tras casi un año de caída continuada del precio en origen de la leche de oveja, la cooperativa zamorana Asovino cerraba ayer en Coreses las jornadas semestrales de formación a sus socios con una ponencia de Fernando de Antonio, el director del departamento de Ganadería de Cooperativas Agroalimentarias de España, la organización que defiende en Europa y ante los agentes sociales y económicos los intereses del movimiento cooperativista agrario de todo el país. De Antonio repasa las claves que explican esta crisis en el mercado del ovino de leche.

-El ovino está pasando un año muy malo, ¿hay luz al final del túnel?

-Parece que hemos tocado suelo, pero aunque se vaya producir una posible mejora de los precios no podemos dejar de ver todos los problemas estructurales que tiene el ovino de leche, y que comparten todos los sectores lácteos. Tenemos un problema estructural en la desaparición de explotaciones, en el tema de la comercialización y en el cambio necesario de nuestras industrias para ser más rentables, y todos esos aspectos son los que hay que trabajar, al margen de la rentabilidad de las explotaciones.

-¿Se están quedando atrás los productores en esos aspectos?

-Se ha trabajado mucho y se ha avanzado en eficacia de producción, pero nos seguimos encontrando con una ineficiencia a la hora de comercializar sus productos, tanto a través de cooperativas como en las relaciones con la industria. Hay instrumentos para vehicular esas relaciones, como las OPs o los contratos, que no funcionan porque las personas que asisten a las negociaciones no lo hacen en igualdad de condiciones, tenemos que mejorar la capacidad de negociación del sector productor. Hay gente que busca que esa igualdad de condiciones la de la Administración, es a lo que el sector está acostumbrado, se piden precios mínimos, rentabilidad mínima, etcétera. El problema es que estas cuestiones están totalmente fuera de la sociedad actual y del mercado en el que nos desenvolvemos. Esa inercia del productor de decir "tengo derecho" a que me paguen tanto se tiene que convertir en derecho a conseguirlo. Existen herramientas para agruparse y acordar estrategias para forzar esa igualdad, esperar que nos venga por un Real Decreto del Ministerio o una ayuda de la Consejería no soluciona absolutamente nada.

-Entonces, ¿el ganadero tiene que aprender a ser competitivo sin la intervención de la Administración?

-El problema es que vamos hacia un mercado totalmente desintervenido, la Administración tiene muchas veces las manos atadas, el sector tiene que buscarse su propia rentabilidad. Igual que busca una competitividad mejorando todos sus ciclos productivos, el ganadero tiene que darse cuenta de la necesidad de mejorar su comercialización. Yo no digo que entren todos en cooperativas, pero sí tienen que mejorar su capacidad de negociación.

-En este sentido, ¿funcionan las fusiones de cooperativas para concentrar la oferta?

-Hay fusiones que funcionan y fusiones que no, por muchos motivos, que haya un ejemplo no quiere decir que la estrategia esté clara. El sector productor tiene que participar en la comercialización de sus productos, yo no digo que tenga que hacer queso, que es un mercado muy complicado, en algunos casos será así y en otros será buscando estrategias para que la industria se vea en la necesidad de hablar si tiene que hacer un cambio en los precios o en el abastecimiento, el caso es que no sea una negociación unilateral que es lo que ocurre ahora. La fusión no es un requisito imprescindible, también se pueden llevar a cabo estrategias de negociación conjuntas.

-¿Cómo deben trabajar las cooperativas a partir de ahora?

-Seguir buscando la mayor rentabilidad de sus socios, y eso pasa por tener un ciclo eficaz en la producción, pero también por pasar al siguiente paso que es comercializar los productos de tus socios. Durante mucho tiempo hemos centrado el esfuerzo en el primer punto, y el segundo no se ha visto tan necesario. Hay que aprender que la industria no tiene que venirme a comprar, sino que tengo que tengo que ofrecerle algo que le beneficie, y ahí cada uno tendrá una estrategia diferente, puede ser por calidad, por volumen, por el tipo de producto que das. Eso no se ha buscado porque hace falta concienciar al ganadero y hacer un esfuerzo inversor durante muchos años, cuyo resultado no se ve desde el principio. Castilla y León va en esa dirección, solo tenemos que ver el caso del Consorcio, lleva muchos años en el tema de mejorar la producción y ahora ha dado el paso para tener herramientas para ser eficaz en la comercialización.

-¿Esta crisis ha pillado al sector desarmado?

-No lo creo, si repasas la hemeroteca esto viene pasando cada cierto tiempo, lo que pasa es que la gente tiene una capacidad de olvido tremenda. Lo que ha pasado esta vez es que bajó primero el sector vacuno de leche, luego bajó el de cabra y parecía que al de oveja no le afectaba, hasta que le afectó y sucedió de forma muy rápida. Toda la caída se centra en el primer semestre de 2016.

-¿Cuántas explotaciones se han cerrado en 2016?

-Se vienen cerrando explotaciones desde hace muchos años, pero esto en mi opinión más que por falta de rentabilidad es porque este es un sector donde el relevo generacional es complejo.

-¿Por qué no se incorporan más jóvenes al sector?

-Para que sea atractivo para ellos, el joven tiene que ver una rentabilidad a largo plazo. Los jóvenes reciben ayudas por desarrollo rural, pero creo que sería interesante incluir un plus a los ganaderos jóvenes en las ayudas específicas que se dan al ovino. Esto sería un dinero muy bien utilizado para incentivar esta incorporación.

-El extensivo tiende a desaparecer, ¿puede competir España en un mercado dominado por el intensivo?

-La rentabilidad de las explotaciones no depende de si es extensivo o intensivo, ni del tamaño, depende de un universo de causas y sobre todo, de la zona de la que estemos hablando. Una explotación de extensivo de una raza autóctona puede rentabilizar esas características con una buena comercialización.