Las calles de Tábara y la "siniestra" carretera N-631 que atraviesa el corazón de la villa fueron ayer el escenario de la indignación de unos habitantes asediados por la "proliferación insoportable" de la fauna salvaje, en palabras del líder de COAG, Miguel Blanco. Más de ochocientas personas llegadas de las comarcas de Tábara, Sanabria-La Carballeda, Aliste, Benavente-Los Valles, también de Sayago, secundaron la manifestación convocada por la Alianza UPA-COAG para reclamar medidas de control de la creciente población de animales silvestres "que se nos meten en los pueblos, invaden las carreteras y nos están echando de nuestras tierras y de nuestro negocio, que es producir alimentos" denunció Aurelio González, secretario provincial y regional de la Unión de Pequeños Agricultores.

Al grito de "Bichos no, gente sí" o "Bichos y Gobierno todos al infierno" los manifestantes partieron de la iglesia de Santa María de Tábara para dirigirse por la N-631 hasta el polideportivo. Para ello la carretera nacional permaneció cortada durante unos minutos bajo la supervisión de las patrullas de la Guardia Civil desplazadas hasta la zona.

La importante participación en este acto de protesta vino a demostrar el malestar de vecinos y agricultores que soportan la creciente presencia de la fauna por su condición de habitantes de la Reserva de la Sierra de la Culebra y su zona de influencia. "Aquí empezó todo, desde aquí se han exportado lobos para todos los sitios, también jabalíes y ciervos" apuntó Aurelio González. "El exceso de fauna nos está echando de nuestras tierras" abundó para poner después el ejemplo de Sesnández de Tábara "donde en los últimos 25 años se ha dejado de sembrar y de producir, ya no queda nada, está todo abandonado".

Dos vecinos del cercano pueblo de Ferreras de Abajo, Santiago Diego y Amable Villalón, eran solo un ejemplo del hartazgo que se siente en la comarca de Tábara con el problema de la fauna. "Viniendo para acá nos hemos encontrado siete ciervos cruzando la carretera; son como ovejas" comentaban. La siniestralidad es un problema pero también los daños en cultivos y huertos. "Entre los jabalíes y los corzos me han comido 5.000 kilos de uvas, no han dejado ni las hojas" se quejaba Amable Villalón mientras su vecino, Santiago Diego, mostraba en el móvil los destrozos en sus almendros; "180 euros por 14 árboles en plena producción, con la finca cercada pero no vale de nada".

El alcalde de Tábara, José Ramos, también presente en la protesta, certificaba la presencia de la fauna salvaje "dentro del pueblo. La semana pasada, en una casa a 50 metros del Centro de Salud, ocho ciervos estaban por la mañana comiéndose las parras". Por no hablar de los daños en maizales, campos de girasol y alfalfas completamente perdidas.

"Nos están echando a patadas de los pueblos" clamaba Miguel Blanco. "La gente está muy harta porque es absolutamente inaceptable que después de años de reivindicaciones y exigencias todavía haya más de 130 ataques de lobos con 600 reses muertas en toda la provincia". El líder provincial y nacional de COAG reclamó un "aumento de los cupos de caza" y que se "amplíe el seguro de cobertura para los ataques de lobo a todos los ganaderos, hay una discriminación inaceptable".

Los representantes agrarios cargaron contra el delegado de la Junta, Alberto Castro, por afirmar que la fauna salvaje no es responsabilidad de la Administración regional. "Eso es una falacia -le reprochó Miguel Blanco-, porque es la Junta la que tiene responsabilidad directa en la Reserva pero también en la gestión de los cotos. Pedimos un descaste claro de hembras que permita un control de esta fauna que tanto daño nos está haciendo a los cultivos y en las carreteras".

Porque los accidentes de tráfico también se sitúan en el punto de mira de los manifestantes. Como uno más se encontraba un vecino de Ferreras caminando con muletas y que acababa de salir del hospital después del siniestro sufrido hace quince días junto a otros trabajadores que viajaban en una furgoneta.

Y allí también fue trasladado el cadáver de un ciervo que la noche anterior se había estampanado contra un coche en las inmediaciones de Pozuelo. "Últimamente estamos saliendo a dos y tres accidentes diarios; es una barbaridad" apuntaba el alcalde de Pozuelo, Jesús Ángel Tomás. "Hasta que no pase una desgracia, pero no a la gente corriente sino a alguien importante aquí no reacciona nadie" añadía su colega de Tábara, José Ramos.

Los vecinos de este pueblo, los de Tábara, Ferreras de Abajo, Litos y toda zona norte que linda con la N-631 viven un calvario con la circulación. "Están jugando a la lotería todos los días, pero la lotería de los accidentes de tráfico que saben que les va a tocar; la cuestión es cuándo, y eso es lamentable" alertó Aurelio González.

"El estado de la carretera N-631 es una vergüenza, está totalmente desatendida" denunció Miguel Blanco coincidiendo también en las críticas el regidor tabarés José Ramos, quien lleva "muchos años" mandado escritos a la Subdelegación del Gobierno y al Ministerio de Fomento "para que nos arreglen una carretera que es tercermundista a pesar de ser nacional; muchas de la Diputación están en mejores condiciones. Llevamos 25 años que no echan ni una capa de aglomerado, no hay arcenes ni se limpian los márgenes. Dicen que no hay presupuesto para el mantenimiento de esta carretera, parece ser que todo se va a la autovía y al AVE".

Entre los manifestantes también se escucharon voces reclamando el vallado "que lleva años dormido en un cajón", recordó Miguel Blanco. El responsable de Medio Ambiente de COAG, Miguel Blanco, pidió a las administraciones "que se pongan a trabajar, que se dejen de tirar la pelota unos a otros. Tanta habilidad como tienen para empujarse y meterse el puñal unos a otros, me da igual el partido, que pongan el mismo empeño en solucionar los problemas y se pregunte qué va a pasar con la fauna y quién va a garantizar la seguridad de los ciudadanos".