El lobo ha vuelto a la comarca de Sayago. Esta vez por partida doble. Los cánidos atacaron dos explotaciones ganaderas durante la noche de ayer en el municipio de Luelmo, con un saldo conjunto de diez ovejas muertas -cinco en cada una- y casi una veintena heridas, además de algunas desaparecidas. Ayer por la tarde los ganaderos todavía buscaban por el monte animales.

"Casi lo de menos es lo que hemos perdido ahora, lo peor viene más adelante cuando las ovejas aborten, las agorjadas empiecen a morirse y las que han quedado tocadas dejen de dar leche. Es una impotencia total" expresaba horas después del episodio Pilar de Pedro, una de las ganaderas afectadas. "Es una masacre" describía con lágrimas en los ojos tras reunir los cadáveres de los animales, con alguna oveja a punto de parir hasta el extremo de que la cría estaba prácticamente fuera.

Tanto Pilar como el otro ganadero, Ángel Heras, y sus familias dedicaron toda la mañana a buscar animales por el monte porque la lobada espantó al rebaño hasta casi cuatro kilómetros en el caso de algún animal. "Y todavía no hemos localizado todas" comentaba Ángel Heras hacia las cinco de la tarde, cuando él y su mujer Sara pudieron sentarse a la mesa a comer algo después de una jornada de lo más agitada.

Los dos rebaños atacados en la misma noche se encontraban a unos dos kilómetros del pueblo. La ganadería de Ángel y Sara estaba en el monte, en una zona cercada que forma parte del común del pueblo, donde un grupo de ovejas se apartaron y se quedaron a dormir a cielo abierto. Eran 28 y por la tarde solo estaban localizadas 11; "no sabemos qué habrá sido de ellas".

Para cuando llegaron los guardas medioambientales elaborar el informe de lo ocurrido los ganaderos todavía no habían sido capaces de reunir a toda la cabaña dispersa por cientos de metros a la redonda.

En el segundo caso fue uno de los ganaderos el que descubrió el desaguisado hacia las 8.30 de la mañana cuando fue a echar el ganado de la majada al campo para que comieran. "Cuando llegó mi hermano vio dos ovejas mordidas y pensó "ya me la han liado"" cuenta Pilar de Pedro.

"Al final nos echan del pueblo, entre el jabalí que nos destroza las fincas y el lobo atacando de esta manera, estamos desolados" comentaba la ganadera. Porque son conscientes de que los cánidos andan rondando por la zona. "Hace casi un mes atacó en otra explotación, también ha habido casos en Fresnadillo, en Torrefrades... Cómo vamos a estar tranquilos. Hace años permitían el ojeo, se reunían los pueblos, mataban dos o tres lobos y todos tranquilos, pero ahora es una impotencia total".