La Surtidora, un pequeño bazar "de los de toda la vida" situado en la Plaza Mayor de Fuentesaúco, fue el objetivo de un robo con violencia perpetrado en la noche del miércoles, en el que la propietaria de la tienda, una mujer de avanzada edad, sufrió varias heridas de consideración leve.

La víctima fue sorprendida en su propio dormitorio por el atracador, "un joven extranjero, de unos 30 años" -según describe la tendera-, en torno a las once y media de la noche. La vivienda de la propietaria se sitúa en el mismo inmueble que el bazar, y están comunicados por un patio por el que el ladrón "se debió de colar en un momento de descuido, cuando había varios clientes en el establecimiento" para pasar el resto del día escondido, esperando a que la anciana tendera subiera a la casa con la recaudación del día. Al entrar en su habitación la mujer se vio inmovilizada por el ladrón, que le pedía "dinero, dinero, dinero" en un español muy precario mientras le tapaba la boca para que no gritara. La tendera, sorprendida, trató de zafarse, pero no podía con el ladrón que la agarraba, presuntamente, del cuello y de la cara para impedir que gritara y pidiera auxilio, dejándole varias marcas y algunos arañazos.

Finalmente, el malhechor huyó con el efectivo que la mujer llevaba consigo. Parece que solo estaba interesado en el dinero, pues la tendera no echó en falta ningún objeto de valor que pudiera haber encontrado en la casa, y tampoco le robó el reloj ni el colgante que llevaba puestos. Este último es una herencia de su madre con mucho valor sentimental, según le habría explicado la propia víctima al ladrón durante el atraco para evitar que se lo robara.

Cuando todo pasó, la víctima del robo avisó a la Guardia Civil de lo sucedido y acudió a urgencias, donde le curaron los rasguños y elaboraron un informe forense de las heridas sufridas, aunque la peor parte fue "el miedo que pasé" -confiesa la mujer- al verse asaltada en su propia casa en plena noche. De hecho, la ansiedad le impedía volver al lugar y tuvo que pasar la noche con un pariente que la acogió en su casa.

La tendera reconocía al ladrón, un cliente habitual de su bazar que "solía venir a recargar el saldo del móvil". La descripción ofrecida por la víctima permitió a los agentes acotar la investigación y la mujer enseguida identificó al autor entre las fotos de sospechosos que le mostraron. Por otro lado, la Guardia Civil también inspeccionó el lugar de los hechos, y encontraron en varias estancias de la vivienda huellas dactilares que coincidirían con el hombre identificado por la víctima, un inmigrante de origen magrebí afincado en Fuentesaúco.

La Surtidora volvía a abrir ayer sus puertas, pero no exactamente como cualquier otra mañana. La tendera prefería no quedarse sola en el local, pues aún no se había recuperado del susto sufrido la noche anterior. Tampoco el resto de saucanos, una vez que se corrió la voz sobre lo sucedido, un atraco con violencia en el corazón de la villa.