Una misa en recuerdo de los difuntos por la mañana en la ermita y por la tarde juegos populares para niños y mayores pusieron ayer el broche de oro a las fiestas en honor al Santísimo Cristo de Méjico en Fuentelapeña.

La celebración vivió su día grande el domingo, con la misa en la iglesia de Santa María de los Caballeros de Fuentelapeña que volvió a reunir a vecinos e hijos del pueblo desplazados desde muchos lugares para no perderse esta cita en el calendario festivo de esta villa de La Guareña. Así lo demostró también la concurrida asistencia a la procesión, el domingo por la tarde por las calles de la villa, que partió de la iglesia hasta la ermita del Cristo donde la imagen permanece a lo largo del año.

Prueba de esa devoción son las visitas que a diario recibe el Cristo de Méjico y las donaciones, algunas tan cuantiosas como la de 500 euros aportados en esta fiesta por una persona anónima.

También han sido generosas las pujas en las subastas de los brazos del Cristo y las dos sandías que cada año aportan los vecinos a la Cofradía. La procesión del domingo batió récords, llegando a pagarse 300 euros por la sandía subastada en el puente y 200 euros por la que salió a la puerta de la ermita. "Es la cantidad más grande que he conocido" ha apuntado Julio Pigazos, secretario de la Cofradía del Santísimo Cristo de Méjico.

Dos hermosas sandías, de unos 12 kilos de peso, que ya están en poder de los adjudicatarios en una subasta que llegó a ser reñida. La fruta tiene además de la particularidad de que lleva grabada en la piel la imagen del Cristo. Una obra de arte que cada año se ocupa de "tallar" Claudio Pérez.

Otra muestra más de la devoción son los 2.575 euros recaudados de las subastas de los brazos, 1.225 por la realizada en el puente y 1.350 por la que se celebró a la entrada de la ermita. A estas cantidades hay que sumar los 990 euros que se han recogido por los donativos en los besamanos.

Como es tradicional en la procesión participó el grupo de baile tradicional del pueblo, tamborileros de Zamora y la misa se encargó de cantarla el coro de mujeres de Fuentelapeña que volvió a dar muestras de su buen hacer.

El rompepucheros es otro de los actos que singulariza a esta fiesta en honor al Cristo de Méjico, una imagen que según cuentan llegó de la mano de un indiano originario de Fuentelapeña.