Coincidiendo con el jubileo por el año de la Misericordia, decenas de personas de la comarca de Tierra del Vino se desplazaron ayer a Zamora para participar de la oración que ofrecía el obispo de la diócesis, Gregorio Martínez Sacristán, en la Catedral, y a continuación visitar la capilla del Cristo de las Injurias. Eran hermanos de las distintas cofradías constituidas en el ámbito rural y fieles de las parroquias del Arciprestazgo del Vino, que en autobuses y coches particulares se desplazaban a media tarde hasta la Plaza de Viriato, desde donde partían los fieles en procesión al ritmo de los sones que entonaban las Bandas de Cornetas y Tambores de Morales del Vino y de Villaralbo.

Un recorrido que discurría por la Rúa de los Notarios hasta llegar a la Seo de la capital. Con varas y estandartes se dejaban ver varias hermandades presentes, como la de Santa Águeda de Madridanos; los Sagrados Corazones y Nuestra Madre, de Moraleja del Vino; el Santísimo Sacramento, de Villaralbo; Nuestra Madre de las Angustias, de El Perdigón; o los responsables del "Baile del Niño", de Venialbo.

"A lo largo de todo el año, han hecho lo mismo otros arciprestazgos de la diócesis, y este domingo, nos correspondía a nosotros" explicaba el párroco de Moraleja del Vino y Madridanos, Miguel Ángel Hernández, quien, al igual que lo hacían otros sacerdotes que ofician en la comarca, acompañaba los fieles durante el acto religioso, y posteriormente escuchaban las marchas que ofrecían las dos bandas invitadas, en el patio de la Catedral de Zamora.