Los últimos ramos de flores de la ofrenda a la patrona de las tierras carballesas, Nuestra Señora la Virgen de la Carballeda, llegaban instantes antes de comenzar la misa mayor en el templo. El último, en las manos de un padre y una niña de corta edad. El manto más sobresaliente que lucía ayer la imagen no era de tela y filigrana de oro, sino el dibujado por un sinfín de pétalos de todos los colores y tamaños ante el altar del santuario de Rionegro del Puente.

Cientos de velas se encendían al unísono en el interior de una de las pequeñas estancias de entrada al templo, donde las promesas propias y las ajenas se trasladan a la luz y el calor de los cirios que iluminan este día.

A la una de la tarde, con el templo lleno, comenzaba la misa mayor concelebrada por párrocos de la comarca a la que da título la patrona, además de Sanabria y Los Valles. Las autoridades participaron en los actos centrales encabezadas por el alcalde, José Colino, y su corporación, a los que se sumaron el senador nacional, José Fernández, el vicepresidente de la Diputación, Aurelio Tomás, y el diputado, Manuel Santiago. Alcaldes como los de Mombuey y Peque no faltaron a esta fiesta mariana que toma el nombre de la comarca.

La cofradía de los Falifos y los custodios del templo ocuparon un lugar preferente para la venta de recuerdos en el portal del templo, un punto de cita obligada para los cofrades antiguos y los nuevos hermanos que ingresan en las filas de la que está reconocida como la Cofradía más antigua del mundo jacobeo, y como así se recoge en el hito de bronce que marca el camino de peregrinación. Caminos que antaño cuidaron los falifos y que ayer transitaron a pie desde los pueblos cercanos por su compromiso a la Madre Carballesa. Los visitantes no faltaron de la vecina León, Benavente, Verín o de Zamora, que aprovecharon para completar la romería con almuerzo junto al río y el embalse.

Mosaico prolífico el que también tejía el mercadillo urbano señalado para este día, concurrido con cientos de puestos que saludaron el día de la Carballeda como fiesta principal en el comercio en el enclave carballés. Este año los puestos ambulantes no se instalaron en la carretera, lo que facilitó el tránsito de peatones, la circulación de vehículos y hasta el paso amplio de la procesión. Una salida que ocurría poco después de las dos de la tarde, cuando la imagen engalanada de manto rojo y oro y marfil recorría con lentitud los escasos metros alrededor del templo en medio de la devoción y la colaboración de los comerciantes, que incluso retiraron unos centímetros las mesas para hacer más amplio el pasillo. Los gaiteros y tamborileros de la Carballeda estuvieron presentes en el recorrido con sus notas. Los cerca de 25 grados de temperatura, en un día primaveral, eran de agradecer, pero más de uno miraba con preocupación los campos agostados y faltos de agua suficiente para producir pasto de otoño.