Con el ataque de la noche del lunes al martes Iván García cuenta 16 "visitas" del lobo en el periodo de tres meses. Han sido tantos y tan continuados que el joven ganadero ya duda a la hora de responder qué numero hace este nuevo episodio. Porque la explotación de San Miguel de la Ribera va camino de ostentar un indeseable récord. Las sucesivas incursiones del lobo se han cobrado 135 ovejas, "más del quince por ciento" de una cabaña que supera el millar de animales.

"Cuando vengo por las mañanas me asomo y digo a ver si hoy sí o no". Ocurrió ayer y fue que sí. Cuatro ovejas muertas más para sumar a lista de bajas que está padeciendo esta explotación desde que a principios de verano fue "descubierta" por los lobos.

Tan asumido tienen que el cánido va a volver que han optado por sacar unas ovejas "de retén" en la zona descubierta -también cercada- con el fin de evitar que entren al interior, bajo techo. "Si se mete dentro prepara la de dios, así que para que elija él, elijo yo". Por esa razón las bajas del último ataque han sido cuatro, justo las ovejas que habían quedado al descubierto.

Todo ello mientras la explotación está a la espera de que la Junta de Castilla y León instale un cercado especial como un programa piloto que, de funcionar, se aplicaría a otras ganaderías. Ocurre que desde que Medio Ambiente anunció esta medida se han sucedido "tres o cuatro" ataques más, teniendo en cuenta también que en este periodo crítico de tres meses han sido abatidos dos lobos en la zona con las autorizaciones especiales dado que encuentran al sur del Duero, donde la especie está protegida.

Ninguna medida ha sido hasta el momento lo suficientemente disuasoria como para que cesen los ataques. La última noche que entró el lobo, la ganadería tenía "la radio a toda pastilla, la luz puesta, los perros, el cercado que es nuevo... Ya no sabemos por dónde tirar, esto es desesperante" manifiesta Iván García mientras realiza con el guarda de Medio Ambiente un nuevo parte.

"Es que cada vez que ataca pierdo el día, que si llamas a la guardería, los papeles, los crotales, amontonar los animales, después los vienen a recoger... No he cogido yo nunca tantas vacaciones como el tiempo que me lleva todo esto. Al menos en este caso la Administración anda ligera y el ganadero ha cobrado las pérdidas "de unos diez ataques". En realidad la explotación de San Miguel de la Ribera se ha convertido en un campo de pruebas para la Administración en el intento de acabar con los continuos ataques de lobo que procederían de una manada asentada en la zona de Guarratino.

En el interior de esta granja de San Miguel de la Ribera precisamente se abatió el segundo de los cánidos controlados por la Junta de Castilla y León, gracias a la colaboración del ganadero que, siguiendo las instrucciones de la Patrulla del Lobo, adecuó un espacio para que los agentes pudieran realizar las esperas. Y desde allí pudo abatirse el cánido. También se instalaron cámaras con el fin de seguir los movimientos de los lobos.

"He seguido todas las instrucciones que han ido dando, pero no sirve de nada. Está visto que los lobos han cogido querencia con esta ganadería, cuando vienen les va bien y vuelven" argumenta Iván García. Porque está convencido de que "desde donde vienen igual pasan por otros rebaños pero es aquí donde vienen".

¿Soluciones? "Yo no digo que maten a los lobos pero como se sabe donde andan más o menos que los duerman con un dardo y se los lleven para el norte del Duero. Esa solución para mi sería buena porque se trata de que la manada no haga más daño y la única forma es que no estén aquí".

A la espera de la anunciada valla, Iván García sigue con su método de sacar "dos o tres ovejas de retén para que no haga más daño. Porque fijo que vuelve".