La Guardia Civil ha desactivado un proyectil de artillería que se encontraba enterrado en un arroyo de un paraje cercano al municipio de Villalazán. El hallazgo se produjo la tarde del 17 de agosto, cuando una máquina retropala de cadenas se encontraba realizando labores de limpieza en el arroyo Talanda.

Tras la activación del protocolo de seguridad establecido para este tipo de situaciones, por parte del Tebyl de la Guardia Civil de Zamora se procedió a la identificación del artefacto.

El explosivo resultó ser un proyectil de cañón de 105 milímetros, de tipo rompedor, con una carga de 2.5 kilogramos de trilita y aunque se encontraba bastante deteriorado y oxidado, estaba armado y con la carga en buenas condiciones.

El proyectil tiene una antigüedad superior a 30 años, posiblemente de los utilizados en los campos de maniobras del campamento militar de Montelarreina.

Una vez asegurado el lugar del hallazgo, el personal especializado de la Guardia Civil procedió a su traslado a un punto próximo y seguro para su destrucción inmediata (por guardias civiles Tedax), debido al riesgo que supone su transporte y manipulación.

Los actuales Tedax tienen su origen en la respuesta a la agresión terrorista a principios de los años 70, cuando empezaron a emplear artefactos explosivos no reglamentarios y no convencionales. La Orden General de 2 de marzo de 1973, crea los Especialistas en Explosivos de la Guardia Civil, que en aquella época se denominaron "Artificieros" y han evolucionado hasta nuestros días.

Para este tipo de servicios, la Guardia Civil cuenta en la actualidad con personal altamente especializado tanto en la búsqueda, Tebyl (técnico búsqueda y localización de explosivos); como en su desactivación, Tedax (especialistas en detectar, neutralizar y desactivar artefactos explosivos, incendiarios, radiactivos, biológicos y químicos).

La Guardia Civil se advierte que la manipulación de este tipo de artefactos "tiene un gran riesgo, por lo que se aconseja no tocarlos nunca, y dar aviso a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. No nos podemos fiar del aspecto físico de estos artefactos, que a pesar de parecer deteriorados, obsoletos e inofensivos, pudieran ser que estuvieran aun activos, pudiendo causar graves daños a las personas que los manipulen".