"No podemos acabar con toda la manada". Con estas palabras el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Alberto Castro, rechazaba la idea de abatir otro ejemplar de lobo en la zona de San Miguel de la Ribera, donde una explotación ha sufrido doce ataques en dos meses y su ganadero, Felipe García, ha perdido 131 ovejas.

La Junta ha abatido ya dos lobos en el último mes, pero los ataques lupinos a la explotación continúan, lo que hace suponer que quizá se haya acabado con los ejemplares equivocados, es decir, los "lobos buenos" y no los que controlaban la manada. De esta forma y viendo además que la legislación europea y estatal protege la especie al sur del Duero, la Junta no considera viable seguir dando muerte a más ejemplares, como pedía el líder agrario Aurelio González, responsable de UPA, ya que "estamos por encima del cupo de una especie protegida. Cada vez que matamos a un lobo los ecologistas nos denuncian a la fiscalía y tenemos que ir a dar explicaciones al juzgado", señaló Alberto Castro.

Así las cosas la única solución es tomar "medidas activas", entre otras la colocación de un vallado especial de carácter experimental, que se espera logre el objetivo de evitar la entrada de la manada de lobos a la explotación de San Miguel de la Ribera.

Lo que también destacó el alto cargo es la perfecta sintonía y comprensión mutua entre el ganadero y la Junta, y que ambas partes están decididas a poner remedio a "una situación que es sangrante". Este ganadero ha perdido en pocas semanas más del 10% de sus cabezas de ganado, en un sector que ya de por sí atraviesa una difícil situación, a pesar de todas las medidas preventivas que ha ido adoptando.