El libro de Charles García lo editan el Ayuntamiento de Belver y la Asociación Cultural Río Sequillo. El propio autor lo presentó en la villa en una conferencia que constituyó el acto central del Verano Cultural 2016 de esta asociación. El programa de actividades, que se prolongaba a lo largo de todo el mes de agosto, incluía conferencias de temas tan distintos como la arqueología, ciencia política, enología o la ganadería de ovino, además de diferentes representaciones teatrales y actuaciones de flamenco y de folclore local, la presentación de un disco musical o un homenaje a los mayores de la localidad. El colectivo también edita la revista cultural "Villa de Zaide", que ya suma 302 números.

La asociación lleva el nombre del Sequillo, el único río que nace, discurre y muere en Tierra de Campos, y además Belver es la única localidad de la provincia de Zamora bañada por este arroyo terracampino.

García Bermejo dedica un subcapítulo de su libro a la vida de Fronilde Ovéquiz "Aurovellito", una belverisca "rebelde y emancipada" del siglo XI. La rubia Aurovellito era hija de uno de los principales magnates del reino de León y nieta de una condesa. En 1029 se enfrentó a su familia porque se negaba a que su madre heredara todo el patrimonio de su padre, que incluía el monasterio, la mitad del poblado de Villacete y otras pertenencias en Vezdemarbán, Pantigosos y Jaharices.

En 1103 su segundo marido decidió dedicarse a la vida monacal y a ella no le quedó otro remedio que ingresar, contra su voluntad, con las monjas de San Pedro de las Dueñas. En 1115 escapó del monasterio y además vendió las propiedades que su marido ya había donado a la abadía. Aurovellito fue excomulgada y sufrió el desdén de todos sus vecinos, tiempo después, arrepentida reintegró en la comunidad religiosa, afirmando que ya había expulsado de su cuerpo al Diablo que la había seducido para colgara los hábitos.

"Los belveriscos fueron por lo general bastante levantiscos", asegura el historiador. En varias ocasiones se alzaron contra sus señores, destacando la ocasión en la que Alfonso IX entregó la iglesia de Santa María al Monasterio de Sahagún -al que estaba adscrito el de Belver-. La iglesia no pertenecía a los monjes, sino al pueblo, que se sintió desposeído. De hecho la villa de Zaíde -después Villacete- había crecido en torno al templo, que había sido levantado en torno al siglo X por un jefe mozárabe y sus familias. Más tarde también desempeñarían un relevante papel en la Guerra de las Comunidades del siglo XVI.