La cuenca del Lago de Sanabria tiene una superficie de 12.730 hectáreas de las que el propio Lago solo representa el 2,5% de esa superficie con sus 348 hectáreas. Evaluar el estado y conservación de la cuenca durante 30 meses es el cometido del estudio promovido por el Ministerio de Medio Ambiente, a través de Confederación Hidrográfica con la colaboración de la Universidad de Salamanca. El catedrático de Limnología de la Universidad de Barcelona, Miguel Alonso, y el profesor del Departamento de Biología animal, Javier Morales, participaron, junto con el alcalde de Galende, José Manuel Prieto, en una charla coloquio para dar a conocer el contenido del estudio.

Miguel Alonso profundizó en la tipología lacustre y en la importancia del Lago de Sanabria, como el más occidental de origen glaciar de Europa con notables similitudes en sus propiedades a los grandes lagos europeos. Compardo con ellos es un lago relativamente pequeño.

El biólogo, Javier Morales, desgranó el proyecto de seguimiento y su ampliación, respecto a los controles que se iniciaron en 1983. El plan de seguimiento ha recuperado un punto de muestreo dentro de las aguas del Lago, donde se dejó de tomar muestras en los 80. Se ha ampliado el control a 8 puntos nuevos en la zona de litoral y se incorporan 3 puntos de muestreo de sedimentación.

El control se amplía a toda la cuenca Alta del Tera. La red de puntos de seguimiento se ha ampliado con una red de climatología nueva, que se suma a la red de empresa Endesa, que explota los embalses de la sierra, y la propia red de CHD. A esta red de control se ha añadido una estación de calidad de agua en continuo, 2 puntos de agua freática y 10 puntos de calibración de nutrientes (fósforo) y los nivómetros de la red ERHIN. En la entrada del Lago se ha instalado una toma de calidad de agua en continuo.

La secuencia histórica recogida del Ministerio y las empresas hidroeléctricas determina que las aportaciones de agua disminuyen por el descenso de lluvias y nieves. "La previsión es que cada vez sale más agua y entra menos agua de la cuenca". Esos datos se ven reflejados en los datos recogidos entre 1988 y 1999 donde no había variaciones significativas y desde 2000 a 2009 y de 2010 a 2015 la tendencia es a disminuir.

Lo que ocurre en toda la cuenca tiene repercusión en el enclave lacustre. Así en 2005, el incendio que arrasó el 42% del Parque repercutió de forma negativa. Las intervenciones en las presas de Puente Porto y Cárdena -2008 y 2009- repercutieron al modificar el aporte de agua al Tera. Otro factor que tuvo repercusión negativa, en este caso natural, fue un periodo de extrema sequía en los años 2012 y 2013. En el inventario de presiones sobre la cubierta vegetal, además de los incendios, figuran la deforestación y la presión ganadera.

La proliferación de diatomeas, en particular la Tabellaria que disparó las alarmas sobre el estado de salud del Lago, no es un hecho aislado, sino que desde 1955 el experto Ramón Margalef destacó su abundancia. La Tabellaria aparece en el Lago de Truchillas o en la Cueva de San Martín, donde no hay vertidos. Su presencia se ha rastreado hace 14.000 años, cuando no había presión humana. Morales achacó su aumento o disminución "en función de cambios ambientales".

Las presiones en la cubeta del Lago pasan por los aportes atmosféricos, desde espray marino y sustancias trasportadas a largas distancias, polen y cenizas, además de la entrada de aguas no depuradas. En 1988 se iniciaron estudios pioneros sobre la repercusión de los rayos ultravioletas como consecuencia de la reducción de la capa de ozono, que afectaron a determinadas poblaciones de anfibios. Una afirmación importante de Javier Morales es el Lago de Sanabria es el único de la Europa occidental donde se pueden estudiar las poblaciones de nutrias. La presión humana en los grandes Lagos ha retraído las poblaciones.