Las puertas del cielo deben de ser enormes, a juzgar por el tamaño de la llave que las abre, de la cual Hernán Sebastián del Río Hernando guarda una copia en su casa de Quintanilla del Monte. La ha fabricado con sus propias manos en madera, un arte que comenzó a cultivar por afición cuando ya contaba 74 años. Ahora tiene 85 y en este tiempo su labor ha sido tan prolífica que ha podido exponer una pequeña parte de sus creaciones en Zamora, en Milles de la Polvorosa -su pueblo natal-, Villalpando y, este fin de semana, en el Ayuntamiento de Quintanilla del Monte.

En la Casa Consistorial solo exhibe sus aves de madera: perdices, águilas, pito real, codornices o quebrantahuesos son algunos ejemplos de la avifauna castellana que Hernán ha copiado en madera. En realidad su pasión es la caza y precisamente por eso conoce bien la naturaleza, desde que no puede practicarla se consuela con sacar vida de la madera, estos días trabaja en un urogallo. Asimismo, la sala de exposiciones acoge una colección de bastones cuyos asideros toman forma de mamíferos, también labrados en el taller de este artista de vocación tardía.

Pero aparte de animales, Hernán talla todo tipo de útiles y herramientas como percheros, cadenas, cubiertos o martillos. Lo más sorprendente es que todos funcionan a la perfección, incluida una llave inglesa más grande que su brazo, los candados de todos los tamaños o la carraca que ocupa toda una pared de su garaje. Además de una asombrosa habilidad, los productos de este hombre demuestran que posee una imaginación desbordante y unas ganas insaciables de trabajar, "el caso es estar ocupado, el día que pare, malo, y yo para estar en el bar no sirvo", confiesa el ebanista, que solo se arrepiente de haber vendido algunas de sus creaciones más grandes, entre ellas una fragua.

La colección que atesora en el garaje de su casa también incluye piezas muy pequeñas, como anillos o avalorios que hace para sus hijas y su nieta Celia, llaveros con forma de galgo y hasta un abrelatas con la efigie de Franco, tiene sentido del humor el millesino.

Aunque el oficio lo ha aprendido por sí mismo, lo cierto es que algunos de los secretos más importantes de la madera se los transmitió su padre, que era agricultor y fabricaba sus propios arados romanos. Quizás la habilidad va en los genes, y por eso además de saber trabajar la madera, hace años Hernán aprendió taxidermia por correspondencia, y no solo para disecar su caza, sino que se llegó a dedicar a ello de forma semiprofesional con resultados muy notables.