Más de una docena de religiosos y monjas de Aliste, Tábara y Alba visitaron ayer el Laboratorio de Hidráulica de Iberdrola, situado en Muelas del Pan, junto la presa del embalse de Ricobayo. El responsable del centro de la empresa hidroeléctrica, Fermín Faúndez, explicó primeramente y de forma didáctica a los asistentes la conquista energética lograda por Saltos del Duero, ahora Iberdrola, a lo largo de buena parte del siglo XX y a partir de la construcción de Ricobayo, en los años de 1930, hasta culminar el gran embalse de Almendra en la década de 1970. Un proceso que contó, entre otros hitos, con el traslado de la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave a la localidad de El Campillo, y con el gran problema erosivo de la Cazuela, resuelto con la implantación de dientes en el aliviadero que disipaban la potencia del agua. Luego llamó la curiosidad de los religiosos el funcionamiento de los modelos reducidos, así como la contemplación de la gran Cazuela tallada en el macizo.