El grupo audiovisual salmantino "El Ojo del Gallo" realizó ayer en la localidad de Rihonor una dinamización documental con el propósito de dar a conocer las singularidades y la rica historia de sus habitantes y sus paisajes. El grupo de fotógrafos recorrió los dos barrios, el luso y el español entrevistando a las personas más singulares y representativas de esta "aldea europea". La técnico cultural en desarrollo rural y presidenta del Ojo del Gallo, Belén Rodríguez, definía esta iniciativa como un experiencia entre un grupo de amigos aficionados a la fotografía, y cuyo trabajo, en común, da visibilidad a la riqueza humana del medio rural sin invadir el espacio de cada personaje.

Un joven Héctor Martín, comenzó solo con 10 años en el mundo de la fotografía y a partir de un curso que se desarrolló en su pueblo, San Pedro del Valle. A esa edad "comencé a ahorrar para comprarme una cámara profesional". Con 17 años es un miembro más del grupo que comenzó con fotografía digital pero que ha experimentado en las técnicas de fotografía analógica, hasta con una cámara de 1956. La primer noche en Rihonor los fotógrafos pusieron en marcha una sesión de foto nocturna "ligh-painting" que consiste en usar diversa fuentes de luz para una foto de larga exposición. Otra de las jóvenes del grupo Carmen, es la encargada del documental sobre el documental. El hilo común de todas las historias humanas es la retirada de la cadena que instaló Portugal en 1975 para impedir el paso a España y que ocasionó numerosos "desasosiego" entre unos y otros, que compartían familia, tierra, agua de riego, y hasta casas.

Entre las personas que aparecerán en el documental está Fernando Preto el propietario que tuvo la cantina del barrió portugués y la tienda hasta que se jubiló. Él mismo elaboraba pequeñas miniaturas que vendía en el comercio, como las caretas de los Antroidos, en corcho o madera. Una anécdota que cuenta con gracia es que los guardias quisieron cerrarle la cantina por no tener servicio de mujeres, y ni corto ni perezoso alojó el excusado en el muro de la casa, una pared de 90 centímetros de espesor y que le dio espacio para la obra. En la tienda vendía muchos cobres, toallas y cuberterías. Relata, con el poso que da el paso del tiempo, su paso por España para ir a trabajar a Francia y tras un periplo por los pueblos de Sanabria le detuvieron en Zamora. La cadena "la quitaron los rapaces nuevos".

Abilio Eugenio Rodríguez de 76 años muestra su rico repertorio de trabajos en madera, y de manera especial los "fesos" con que se pechaban las puertas, complejas cerraduras en madera difíciles de abrir si no se sabe el mecanismo, y que ha vendido a Porto, Lisboa o Salamanca. Ahora se dedica al trabajos "con más ganas ahora que antes".

Luis Miguel Núñez aparece por la calle y se embarca en narraciones de contrabandistas, él ejerció la profesión. Una vez llevaba 47 kilos de mercancías, entre café, radiocasetes, detectores de moneda americanos, y al cruzar en Linarejos le dio el alto un guardia, con el propósito de comprarle el café porque en la tienda del pueblo se lo vendían tres veces más caro. ¿Dónde está la cadena? Pregunta. Respuesta: estará en España. El secreto lo desvelará el alcalde que gobernó el pueblo entre 1975 y 1990 que vio poner y quitar aquello que nadie quería.

"El Ojo del Gallo" desarrolla desde hace dos años diversos activos culturales con el propósito de recoger documentalmente la variada riqueza etnográfica y cultural de Castilla y León a través de sus gentes y su memoria.