El catedrático y profesor de Derecho Internacional y cervantista, Leandro Rodríguez, promueve ante la UNESCO la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y la declaración de Registro del Mundo para las Rutas del Quijote por la provincia de Zamora y en especial las rutas que recorren la comarca de Sanabria y Carballeda. Leandro Rodríguez intervino en la primera jornada de la ""Semana Cervantina" , organizada por el Ayuntamiento de Puebla, dedicada a la obra y figura de Miguel de Cervantes Saavedra, en la que participaron la historiadora y arqueóloga Pilar Lagarejos y el profesor Lorenzo Tomás Blanco que participó en la implantación del proyecto Rutas del Quijote en Sanabria desarrollado por Adisac-La Voz y financiado con fondos europeos, desde el año 2000.

Para Leandro Rodríguez este proyecto en manos ahora de Pilar Lagarejos "sigue vivo". El cervantista explicó el procedimiento para solicitar estos dos reconocimientos mundiales, a través de la comunidad Autónoma de Castilla y León y del Ministerio de Cultura, respectivamente. Destacó el respaldo del exconsejero y excomisario europeo , José Luis Baltvé, a este reconocimiento.

Leandro Rodríguez defendió la figura de Miguel de Cervantes en los términos de que "nadie antes que él apoyó los Derechos Humano" a través de su obra literaria, y en especial de "Cerco de Numancia". En una época difícil de intolerancia religiosa la literatura, la poesía y el teatro eran vehículos de cierta libertad de expresión. Rodríguez se reconoció como una persona "que no creo en la justicia del mundo, solo en los Derechos Humanos".

La historiadora, Pilar Lagarejos, explico las "luces y sombras" de la figura del escritor en su obra cumbre y la infancia de Cervantes reflejada en su obra, desde las alusiones a los Montes de León, el Prado Concejil, hasta la tradición oral en el pueblo de Cervantes de Sanabria que señala "la casa del escrito", unas similitudes que alejan al personaje de La Mancha y lo ubican en el entorno humano, paisajístico y etnográfico de Sanabria como refleja la abundante obra de Leandro Rodríguez.

El profesor, Lorenzo Tomás Blanco, uno de los primeros gestores del proyecto de las rutas de Cervantes, dentro de los programas europeos Proder y Leader, señaló que el objetivo de esta propuesta era convertir en "comercializables" las diferentes rutas, y diversificar y desestacionalizar el turismo en la comarca, asequibles de realizar.

El catedrático de Traumatología de la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio López Alonso, señaló ayer las enfermedades que padeció Cervantes a lo largo de su vida, y que le desencadenaron finalmente la muerte el 23 de abril de 1616.

Antonio López abordó en primer lugar las dos teorías sobre la "manquera" del escritor por una cicatriz hipertrófica o por un síndrome compartimenta.

En el siglo XVI se seguían las instrucciones del doctor Dionisio Laza que consistía en aplicar aceite de caucho en la heridas por arcabuz. El escritor sufrió una herida por arma de fuego "sucia, profunda y con muy mala pinta" de la que es atendido en la galera La Marquesa. En la enfermería hacen una exhaustiva limpieza y un lavado profundo con agua de cebada. Los tejidos necróticos y desvitalizados no se quitaban, según las prácticas del siglo XVI. Se le aplicó yema de huevo lo que creó carne lo que le produjo una cicatriz hipertrófica, que le impedía flexionar el miembro dando lugar a "la mano de garra", según se sostiene en la teoría clásica sobre el origen de la manquera.

La teoría más vanguardista señala el síndrome compartimental. La hemorragia le produjo un aumento de la presión en el compartimento osteoaponeurológico, que provocó el fracaso de los músculos de la cavidad compartimental, formada además de por los músculos, por huesos, vasos sanguíneos y nervios. Actualmente el síndrome compartimental se corrige con dos tipos de aparatos ortopédicos que impiden la "mano en garra".

Cervantes padecía de hidropesía, ascitis en el vientre, fundamentalmente por patologías en el riñón y el hígado, que conocía el escritor y que deja reflejado en capítulo 20 de la 2ª Parte del Quijote cuando habla de hipodípico. En Viaje del Parnaso describe que "todo el mar en su vientre no cabría". En "Persiles y Seguismundo" el estudiante repara en los tobillos hinchados. Antonio López Alonso subrayó "la cultura médica extraordinaria" de Cervantes. El escritor tuvo una salud relativamente buena hasta 1612. Cervantes se sentía "astémico, anoréxico, cansado y con hidropesía. Un diagnóstico grave pero se pone a trabajar desaforadamente". El cuadro final es "cirrosis hepática, diabetes y fracaso multiorgánico".