La Bóveda de Toro vivía en la mañana de ayer su tradicional encierro campero, el cual contó con una cuantiosa participación de aficionados pese a celebrarse en lunes, atrayendo a más de medio centenar de caballistas y a un nutrido conjunto de vehículos. Los dos astados aportados por la ganadería de Simón Caminero, bien presentados, deleitaron a jinetes y conductores durante más de dos horas y media. Uno de ellos, colorado, fue el que más demostró su bravura frente caballos y vehículos, y sin provocar ningún incidente que lamentar más allá de varios sustos a más de un équido.

El otro, zaíno, no se alejó demasiado de la zona donde comenzaba el festejo, algo que supieron aprovechar quienes observaban el espectáculo refugiados en remolques y tractores para contemplarlo de cerca. Además, el bóvido también tuvo sus buenos momentos respondiendo correctamente a los caballistas que se encontraban en esa parte del paraje. Poco a poco se notaba como el calor y los metros recorridos iban haciendo mella en las fuerzas de los animales, y sobre las doce y media se daba por concluido el festejo.

Una vez guardados los toros, las multitudes se refugiaban del calor en las bodegas para refrescarse y comentar las peripecias de la mañana. Por la tarde los bovedanos despedían sus fiestas patronales con un encierro ecológico que servía para fomentar la afición taurina entre los más pequeños de la localidad. No es de extrañar, pues el programa de Las Nieves contaba este año con nada menos que nueve festejos taurinos entre encierros urbanos, desenjaules, toros de cajón, cortes o el último encierro nocturno, celebrado ayer, demostrando una vez más que La Bóveda es uno de los pueblos más taurinos de toda la provincia. Por eso, para la villa fomentar la afición entre las generaciones futuras es asegurar la pervivencia de su identidad.

El Ayuntamiento que preside Francisco Benito Delgado hacía ayer por la tarde un balance positivo del resultado de las fiestas, especialmente por la alta afluencia de público durante toda la jornada del sábado, con el concurso de cortes y la verbena de Selvatika, algo que todavía se notaba durante el encierro matutino del domingo.