Los amantes de los espectáculos taurinos a pie de cañón encontraron ayer tarde en Montamarta un escenario adecuado para vivir sensaciones y emociones de alto voltaje. Como preámbulo al encierro campero, un colectivo de cerca de 60 personas disfrutó de una hermanada comida patrocinada por las familias Rodríguez Lorenzo y Lozano Domínguez. El encierro contó con una alta participación de aficionados montados en vehículo, que superaron con creces a los jinetes que buscaron el cuerpo a cuerpo a lomo de sus caballos. En esta ocasión fueron soltados dos novillos que hicieron gala de su temperamento bravío y que no dudaron en arremeter con deseo cuando los caballistas entraban en su radio de privacidad o incitaban su . Este carácter quedó puesto de manifiesto en tres acometidas que a punto estuvieron de dejar huella y los caballos. Los aficionados quedaron al cabo satisfechos del desarrollo taurino.