La ternera sayaguesa, que en sus inicios fue un animal de trabajo dedicado a las labores del campo y con la llegada de las nuevas tecnologías quedó relegada de sus funciones hasta llegar casi a su extinción definitiva, es conocida por ser originaria de la comarca de Sayago. Sus características más destacables son que se trata de un animal de gran resistencia, sobrio, rústico, longevo, de esqueleto fuerte, que tiene la gran ventaja de ser muy fecundo y con gran capacidad de cruzamiento que le ha permitido no haberse extinguido totalmente. Su prototipo es el de un animal de pelo negro, cabeza fuerte, cuello corto y robusto, pecho amplio, musculoso, extremidades largas, enjutas y robustas y de marcha ligera y suelta.

Normalmente, los machos alcanzan los 175 centímetros de altura con un peso de 1.400 kilos, mientras que las hembras llegan a los 155 centímetros y los 800 kilos. Son fácilmente reconocibles por su conocido "listón dorado", que es una decoloración de la línea dorso-lumbar, porque los terneros nacen de color rojo y por tener la "orla plateada" alrededor del morro.

Actualmente existen 1.087 reproductores, repartidos en 39 explotaciones de las cuales 19 se encuentran en la provincia de Zamora (comarca de Sayago) y en Salamanca, Valladolid, León, Palencia, Ávila, Alicante, Cantabria y Ciudad Real. Gracias a la Asociación Española de Criadores de Ganado Bovino de Raza Sayaguesa, la "pura sangre" ha conseguido conservar, mejorar y fomentar su conservación. Las típicas dehesas de Sayago son el entorno natural de la raza Sayaguesa cuya principal característica, la fuerza, le ha permitido, a lo largo de los siglos, realizar labores agrícolas tales como tirar del arado y del carro siendo durante siglos parte imprescindible de los pueblos y sus gentes.