Las maderas mejor guardadas y más funcionales de Fermoselle salen de nuevo a la luz estos días para ensamblarse y conformar la plaza de madera que reconvierte a la Plaza Mayor en un monumento de la atracción y, en agosto, en uno de los epicentros de los espectáculos taurinos, folclóricos y jaraneros organizados con motivo de los festejos de San Agustín.

La reconstrucción de la plaza de madera está dirigida por José Fernández, que sigue la estela familiar de la saga de Los Tarabilla, dueños de la estructura, y que rompieron con el desbarajuste existente en Fermoselle cuando el antecesor Manuel Fernández emprendiera, antes de la Guerra Civil, la misión de dotar al pueblo de un coso como dios manda.

Aquella plaza de toros sigue casi un siglo después cumpliendo su objetivo, prácticamente con los mismos elementos, aunque sean espectadores de distintas generaciones los que ocupan los asientos y aplauden o viven las emociones que regalan los toros, la música o el propio ambiente.

Todo comenzó el pasado martes con la colocación a la entrada de la plaza del poste conocido como "el primero", a partir del cual los obreros inician la instalación en círculo, en el sentido de las agujas del reloj, de otros 43 postes que constituyen la muralla defensiva y de resguardo de los aficionados cuando los novillos estén en el ruedo prestos a las embestidas. Otra tanda de 43 postes será colocada en el interior y sobre todos ellos irán ancladas las llamadas "formas", con aspecto de escalinata, que soportarán los tablones y tableros que conforman el tendido y los asientos del respetable.

La buena idea de numerar los elementos favorece la disposición y el hecho de armar una plaza que una vez rematada es considerada patrimonio o una joya de la villa. Es una tarea laboriosa, realizada por un grupo de operarios municipales, a los que echa una mano algún voluntario, pero que actúan bajo las directrices de José Fernández.

Las piezas se extraen de un local próximo, donde pasan a buen resguardo más de diez meses del año sumidas a la espera de la reutilización y puesta en escena. El ensamblaje de la majestuosa estructura es cuestión de orden y manejo, y su puesta a punto anuncia los preparativos de unas fiestas patronales de San Agustín que este año coinciden con el final de agosto como unos y otros recuerdan.

"Entre cinco y seis mil tornillos" expresa el director de obra José Fernández que pueden colocarse en el montaje del gran armazón. Es una obra tan rural como artesanal, que solo requiere útiles y herramientas básicas para enlazar y sujetar los elementos. Martillos, mazos, alicates, llaves inglesas, un taladro y una pequeña motosierra bastan para ajustar los postes al suelo y unas maderas con otras. También está a la mano de los montadores un cubo repleto de cuñas que se insertan en las bases o en las ranuras para impedir que nada baile y quede inseguro. La madera de pino y negrillo destaca sobre la encina, que es el cuerpo de piezas tan esenciales como "el primero" y los llamados "abuelo" y "el cierre", cuya colocación servirá de remate

El sol pega con fuerza en la Plaza Mayor, que en unas dos semanas perderá su pétreo aspecto por dar asiento a varios miles de personas que de otro modo sería imposible situar con tanto acomodo y, además, en cercano plano para ver los acontecimientos sin perderse ningún detalle.

Un grupo de turistas observa el trabajo arquitectónico como preguntándose qué se fragua en la Plaza Mayor. Es algo que conocen sobradamente las personas que ocupan los estratégicos asientos de granito colocados al sombrío de la iglesia parroquial de la Asunción, conocidos como "El Mentirote", y que no hay fermosellano que no haya disfrutado en algún momento. "Ahí están los que trabajan en el banco" afirma con sorna uno de los montadores de la plaza de madera. Los sentados, que resaltan la prevalencia de los hombres sobre las mujeres en este lugar, no pierden ripio de todo cuando se mueve en el punto más caliente de noticias y comentarios de Fermoselle. El tablón de anuncios ocupa su espacio en este lugar tan concurrido y dado a la observación y al debate.