La Asociación de Amigos del Camino de Santiago Mozárabe y la cofradía de los Falifos organizan visitas guiadas al museo y la el Santuario, con motivo del Año de la Misericordia. El Santuario de la Carballeda y el museo de la Cofradía de los Falifos, situado en una de las sacristías que tiene cerca de un centenar de piezas entre exvotos, misales, trajes religiosos, navetas, crucifijos, publicaciones, bulas de los Papas, una reproducción del Códice Calixtino, arcas de velas, etc. representan un atractivo para los visitantes que se acerquen entre los meses de julio a septiembre en horario de mañana y tarde, de 12 a 2 y de 6 a 8.

El Santuario de la Carballeda fue construido posiblemente antes del siglo XIV, pero con reformas y ampliaciones que alcanzan el siglo XVIII. Parece tener su origen en una pequeña capilla pre- románica de la que se atisban algunos restos en la vieja sacristía.

El portal de entrada se cubre con armadura sencilla y abre en tres de sus frentes arcos de medio punto, doblados y con chaflanes. Dos nichos o "brizos" dispuestos en los muros eran utilizados como receptáculos para depositar los expósitos que la comunidad acogía. Unas cadenas cuelgan a la entrada del pórtico, en anuncio de redención de quien tiene cuentas con la justicia o, tal vez, testimonio de los lugares exentos de dominio señorial.

El edificio presenta planta de tres naves, con una torre de sillería, del siglo XVII, de más de veinte metros de altura, adosada al muro sur. La separación entre naves se hace mediante cuatro arcos, agudos y sobre pilares muy cortos, con dos semicolumnas adheridas. La cubrición es del siglo XVI, salvo una parte de la nave central que recibió cúpula en el siglo XVIII. La capilla mayor se cubrió con bóveda estrellada, de terceletes y combados.

Entre las tallas existentes en el interior destaca la de la Virgen de la Carballeda. Viste túnica y manto, tocada con rostrillo y ceñida con corona. Su brazo izquierdo sujeta al Niño, igualmente vestido y coronado, y en la mano derecha sostiene un fruto o una flor.

Mención aparte merece el llamado "Tumbo". Se trata de un monumento de cinco metros de altura, encargado por la Cofradía de los Falifos. Consta de cinco cubos superpuestos y decorados con diversos motivos. Está coronado por una alegoría de la muerte, simbolizada mediante un tétrico esqueleto. Fue tallado en madera de nogal en 1722 por Tomás Montesino. Antiguamente tenía ruedas y era sacado en procesión.

El retablo del altar mayor es impresionante con un antiguo óleo de un cristo crucificado y dos cuadros laterales con escenas bíblicas, además de dos tablas con las escenas del nacimiento de Jesús y de la Virgen María.