El ganadero de San Miguel de la Ribera Felipe García vivió ayer un nuevo tormento cuando al acercarse a la explotación de ovino observó una tendalera "de treinta y cinco animales muertos diseminados por la finca e incluso en el interior de la nave. Es un ataque más de los sufridos en las últimas fechas.

"Llevo tres o cuatro ataques de lobos seguidos. Me quedo sin ganado" expresaba ayer el ganadero, con los ánimos abatidos por los desastres lupinos que diezman una cabaña ganadera que cuenta con unas mil ovejas.

Cree que el asalto de los predadores se produjo de madrugada "porque a las dos de la mañana no había pasado nada y a las siete, cuando llegamos había 35 muertas y siete heridas". En las últimas fechas, señala, ha perdido "unas noventa ovejas".

Cuenta con dos mastines "que no valen gran cosa" y que por las noches suele tenerlos amarrados "porque se salían a la gente".

Afirma no tener suscrito el seguro del lobo que exige la Junta de Castilla y León para indemnizar las pérdidas "porque al tener las ovejas estabuladas y cercadas uno piensa que no va a venir y atacar el lobo". Además, es una explotación ganadera situada "a unos quinientos o seiscientos metros del casco urbano".

Para Felipe García la solución pasa "porque desaparezca el lobo". Afirma que si encierra todas las ovejas en la nave "el desbarajuste es mayor porque debe tener apartadas las reses de leche con las que están de paridera". Sobre la valoración de las pérdidas manifiesta que "es una cuestión muy elástica porque las hay que están para parir, otras tienen cría y otras están en plena producción". Su hijo, Felipe García reclama que "el pago no debe ceñirse al animal, sino que debe incluir los lucros cesantes".

La organización agraria Coag-Zamora reiteró ayer la exigencia a la Junta de Castilla y León de que realice un mayor control del lobo y, además, que indemnice las pérdidas de una forma rápida y satisfactoria.