En Santa Cruz de los Cuérragos se quemaron tres casas pero el tiempo ha devuelto la pérdida con creces, pues se han rehabilitado hasta 30 antiguas viviendas y pajares, afirma Fernando Mullor Labarga, que regenta el centro de turismo rural levantado hace tres lustros. Este pueblo data del año 1385, según los datos recopilados por Fernando, y mantenía un patrimonio irrecuperable de arbolado, en su mayoría de castaños y robles. Hace escasa fechas una mujer que era de Santa Cruz regresó para ver el pueblo y se entristeció "porque ella lo recordaba todo verde lleno de castaños" relata Carmen Sánchez Molina, actriz afincada en el centro de turismo rural.

Los caminantes aún pueden contemplar algunos de estos árboles más que centenarios supervivientes, como el Castro y su puente de arco ojival del siglo XVII. El turismo rural "es una forma de vida alternativa" dice Mullor en un pueblo que prácticamente quedó deshabitado. "El futuro está aquí, en microsociedades en el medio rural, en pueblos como Santa Cruz", augura este vecino.

Su preocupación es la mejora de la carretera a Puebla de Sanabria "porque 7 aldeas dependen de esa carretera". La sierra se va recuperando aunque se aprecian todavía los esqueletos externos de los castaños que despuntan sobre toda la vegetación. Y un interrogante "¿Qué pintan cortando pinos a estas alturas del año con los pájaros anidando en los árboles".

Desde el centro de turismo se impulsa el turismo en este espacio natural que se ha regenerado a golpe de estaciones durante un cuarto de siglo.

Las cuentas pendientes están sobre la mesa. "En esos días les dije que como volvieran a plantar pinos se los quemaba -dice Eloy Martín- y los volvieron a plantar sin preguntar, sin consultar. Por supuesto que no se los he quemado". Este vecino cuestiona que "en la vida vimos un pino en esta zona, salvo alguno que había en Tábara o en Pozuelo. Hablan de la Sierra de la Culebra como un espacio natural cuando es todo artificial repoblado con pino". En el camino a Santa Cruz "había aserradoras de madera que proporcionaron todas las traviesas para el ferrocarril de Astorga". Las traviesas salían de los robles que nacían en esas zonas. En esa época -sobre el siglo XIX- se desforestó todo y proliferaron las urces. En los años 60 se impuso el pino como explotación forestal "entiendo que se equivocaran una vez, pero dos volviendo a plantar pino". Las iniciativas para regenerar el terreno por parte de la Administración no han contado ni con el parecer ni con la aprobación de los propietarios y vecinos. De un día para otro los vecinos se encontraron un par de cercados en medio del término con una plantación de abedules y una red de caminos ejecutados sin permiso de los propietarios. Las plantaciones experimentales, ante el estupor de los residentes, se secaron. El resumen de lo ocurrido es: "alguien cobró por poner la valla, alguien cobró por plantar los árboles y alguien cobró por venir a retirar la valla y dejarla tirada".

Las condiciones del pueblo no son satisfactorias, hay problemas con la telefonía móvil y la entrada de las operadoras portuguesas, la carretera, y el consultorio médico de Linarejos que sigue siendo una escuela del siglo pasado.

El rechazo ha sido sistemático a la reforestación de pinares "hasta después de la guerra se vendía carbón elaborado con las cepas de las urces. De Linarejos partían hacia Zamora los carros tirados por dos parejas de vacas cargados de carbón vegetal".

Del negro con el que convivieron los vecinos hace 25 años, se ha pasado al verde que luce estos días la Sierra de la Culebra y que bien merece una visita.