La gestión de los residuos mineros generados por las industrias extractivas es una cuestión que recobra todo vigor en un momento en que todos los Estados han dado su compromiso, rubricado en París, de luchar contra la contaminación y de actuar con criterios sostenibles. Las directivas europeas dejan claro, que "debe reducirse la peligrosidad de los residuos mineros y presentar el mínimo riesgo posible, tomando las oportunas mediadas para su recuperación y reciclado".

Bruselas toma cartas en el asunto y recuerda las directivas sobre el asunto que establecen "que es necesario proteger los recursos naturales que son la base del desarrollo económico y social e invertir la actual tendencia hacia la degradación de los recursos naturales gestionando la base de tales recursos de modo sostenible e integrado".

Las entidades que aprovechan los recursos mineros saben sobradamente que están obligadas "a constituir una garantía financiera suficiente para cubrir el coste de rehabilitación", y la Administración que debe ser eficaz en las labores de inspección. Sin embargo avales e inspecciones son dos cuestiones que hoy dejan mucho que desear como prueban "los suelos lunares" que aparecen por la geografía zamorana y la falta de inspección por falta de personal. Con dos personas recargadas de trabajo en los despachos la inspección de las labores mineras es una cuestión que queda para la providencia.