Los agentes de Medio Ambiente han extraído de río Cebal y enterrado unos 200 barbos adultos muertos que, paradojas de la vida, perdieron la suya tras dejar el embalse del Esla para depositar sus huevos y crear vida en los ríos de tierras alistanas. Simultáneamente, los agentes han logrado salvar, rescatándolos y devolviéndolos al río, cerca de un millar de barbos que se habían quedado atrapados entre rocas de paredes y presas caídas o pozos que al bajar el caudal se han ido quedando aislados del curso que aún sigue corriendo hacia el Aliste.

El espectáculo de vida que es la subida de los barbos al Cebal, ahora se ha convertido para muchos de ellos en muerte, se repite cada cinco o seis años y consideran los expertos que no tiene trascendencia para la preservación de la especie, "pues ponen miles de huevos que eclosionan, cientos de alevines llegan a la edad adulta en las profundas aguas del embalse de Ricobayo y a los tres años los machos y a los cinco o seis las hembras, alcanzan la madurez sexual". Pueden llegar a vivir hasta once años.