Las dificultades económicas y familiares agravaron su situación hasta el extremo y los inquilinos de la vivienda parroquial de la localidad de Vadillo de la Guareña deberán abandonar mañana, a las once horas en punto, la casa por orden judicial.

La familia, que vive además un estado convivencial desarmonizado, lucha contra el desahucio porque considera que tiene posibilidades de hacer frente al pago de las deudas, una vez que el sacerdote les perdonó la cuantía del alquiler, según pone de manifiesto J. de las H., padre de la familia.

Pero a sabiendas de que la Guardia Civil estará presente para que se cumpla el abandono mañana, los afectados han iniciado la retirada de los muebles y los bienes "por temor a no poder hacerlo si lo dejamos para última hora".

Fueron conminados a dejar el edificio al no abonar ni alquiler, ni los gastos de luz, ni basura, ni agua y otras cargas durante los cinco o seis años que han permanecido como arrendatarios del inmueble eclesiástico. El caso llegó al Juzgado, que dio la razón al sacerdote, aunque concedió dos meses más de plazo para que la familia encontrara un nuevo alojamiento.

De las H. señala que se acogieron al alquiler de la vivienda en septiembre de 2009, pero todo se torció "cuando la mujer y yo nos separamos, en el año 2012, y mis hijas y la madre llegaron a una situación que no podrían pagar por falta de trabajo. Sucede que ahora las cosas han cambiado un poquito porque la madre trabaja como asistenta en una vivienda, una de las hijas también tiene ocupación de verano y yo trabajo para el Ayuntamiento de Vadillo, de donde somos naturales".

Hace referencia a que "se llegó a un acuerdo con el sacerdote" conforme al cual solo deberán hacer frente a la deuda de la luz, "que son algo más de 4.000 euros", y su abogado consideró acertado "hacer un calendario de pago para saldarla". Pero este calendario no ha sido aceptado por la otra parte.

Fuentes parroquiales, por su parte, hacen mención al auto judicial y a que el viernes a las once deberán dejar la vivienda parroquial, que podrá ser alquilada a otra familia.

El desahucio lleva a la familia a buscar nuevo acomodo "donde buenamente puedan". La hija mayor, de 24 años, según el padre, "tendrá que acomodarse en una casa vieja que estamos arreglando, donde vivimos antes y que está inhabitable". La madre de momento, "durante la semana en la casa de la mujer que cuida, y los fines de semana donde pueda"; y J. de las H. "con su madre".

Pagaban de alquiler 200 euros, que considera "exagerado" por las condiciones en que estaba el inmueble. De hecho, J. de las H. de profesión electricista, mejoró las condiciones de alumbrado de la vivienda parroquial y ante la situación generada ha vuelto a retirar la instalación, que, según afirma, "no tendría reparos en recolocar en caso de continuar con la vivienda".