Con un mes de abril "prácticamente nulo" debido a las copiosas precipitaciones, los agricultores se encuentran ante una campaña del espárrago "extraña, con mucha lluvia y frío por las noches que ha resentido la cosecha" explica Florencio Rodríguez, gerente de la cooperativa "Los Zamoranos" de Fuentesaúco. "Hemos estado muchos días sacando con botas" certifica Manuel Arganda afamado en la recolección de hermosos espárragos, bien presentados y de buen calibre.

"Los buenos son de 22 centímetros para arriba y sí están saliendo, esperemos que no ataquen los calores fuertes porque se empiezan a espigar debajo de la tierra y los tienes que dejar". Manuel Arganda comparte este año la recolección con Clemente Tejera, que acaba de retirar las esparragueras. Ambos han sido cultivadores pero ahora hacen la temporada contratados, "porque últimamente esto no daba" certifica Tejera. "Se cansa uno, mucho trabajo para que no luzca" se sincera mientras clava el pujavante en la tierra donde va asomando la punta. "Mira, son buenísimos" dice mientras muestra unos ejemplares con envidiable aspecto. "Como hay pocos este año quieren hasta los huecos, las puntas... todo vale" subraya Arganda.

En esta esparraguera comenzaron a recolectar el 22 de abril, otros incluso se han retrasado a primeros de mayo, cuando "lo normal" es un mes antes para prolongarla hasta mediados de junio. Este año "vamos a intentar que se alargue un poco para conseguir alcanzar los volúmenes de otras temporadas" subraya Rodríguez. Como en todas las labores del campo, manda el tiempo. "El espárrago requiere temperaturas suaves y lo normal es que a partir del 10-12 de junio lo hubiéramos dejado pero, claro, empezando a mediados de marzo se va a quedar muy corto".

Todos coinciden en que "lo peor" es que caliente. "La gente se desespera porque ya empieza a salir mucho espigado, morado y los cultivadores se aburren. Un golpe de calor machaca al espárrago". Por eso los dos días de esta semana pasada, con temperaturas rondando los 30 grados, no han ayudado. "Debajo del plástico puede haber cincuenta grados, se cuece la planta, se abre la cabeza y entonces ya no vale" subraya Manuel Arganda con la experiencia de 25 años realizando la recolección.

"Quedamos los últimos de Filipinas" define jocosamente Florencio Rodríguez a los apenas 15 cultivadores que mantienen una pequeña superficie, en su conjunto en torno a las 15 hectáreas. Ya son historia aquellos años florecientes, allá por los 80, cuando se entregaban en la cooperativa unos 400.000 kilos entre los 22 pueblos que abarcaban las plantaciones.

Hoy solo pervive en Fuentesaúco y algún socio de Alaejos (Valladolid), curiosamente "chavales jóvenes que venían de otros sectores, se quedaron en el paro y han tirado por esto" explica el gerente de "Los Zamoranos". Un ejemplo que no se ha dado en la capital de La Guareña, donde desde hace años no se conoce el relevo generacional.

Lejos de ello, los cultivadores mayores van abandonando las esparragueras sin nadie que tome el testigo. "Buenooooo" responde Clemente Tejera cuando se le pregunta por el relevo. "Es un trabajo fastidiado, por lo menos la recogida" comenta Arganda mientras levanta el plástico de un extremo a otro de la parcela. "Lo peor es la cesta, si solo fuera sacar el espárrago y dejarlo ahí me tiraba todo el día tan a gusto pero cargas con más de veinte kilos y cuando se llena te rompe la espalda".

"Esto ha ido a menos y, por lo que sea, los jóvenes no lo quieren" abunda Félix Fortes, cultivador jubilado que conserva una pequeña plantación "para la familia y los amigos. Porque me entretengo, sino ya la hubiera quitado". Fortes aclara que este cultivo "es para tener otras cosas, siempre ha sido un extra bueno en las casas. Si la esparraguera está bien preparada y se va renovando esto da dinero, tampoco para tirar cohetes pero sí da".

Al espárrago le ha hecho mucho daño la competencia del producto procedente del exterior, sobre todo de China, Perú o Marruecos, que ha tirado los precios. Sin embargo en los dos últimos años se está notando un "repunte" del consumo nacional porque el importado "ha subido un poquito y la gente, entre lo de fuera y lo de aquí, se decanta por lo nacional, sobre todo porque ofrece más garantías sanitarias".

Florencio Rodríguez es reacio a hablar de precios. "Es un tema muy controvertido porque el mercado es competitivo, el espárrago no se produce solo en Fuentesaúco, también viene de otros sitios de España y para sacar valor añadido en fresco tenemos que pelear con otras zonas".

Pero desde hace una década hasta hasta hoy el cultivo de espárragos ha caído en picado y el futuro de esta exquisitez que ha distinguido a Fuentesaúco junto a los famosos garbanzos es una incógnita. Dándose bien este año se espera entregar en la cooperativa unos 30.000 kilos; hay quien cree que es una cifra "muy optimista".

Lo que no se explica es que siendo un cultivo de contrastada calidad en la comarca de La Guareña se encuentre prácticamente en vías de extinción. De la misma manera que creció de forma exponencial en los años buenos y, aunque no era para hacerse rico, el agricultor apostó por él, era una buena alternativa para la renta de las casas. Sin embargo, "con el boom del ladrillo la gente tiró por otros derroteros, se abandonaron las plantaciones y ahora tenemos lo que tenemos. Llega el momento en que el volumen de producción es tan pequeño que habrá que tomar alguna decisión".

Rodríguez explica que desde la cooperativa "se han ofrecido alternativas para diversificar con otros cultivos como brócoli, coliflor, pimiento o puerro; si son rentables en otras zonas, por qué aquí no. Incluso se planteó con contratos, pero no se apuesta". Mientras tanto, un puñado de cultivadores aguanta el tipo con un cultivo que fue muy estimado. Antaño se llegó a considerar "oro blanco".