Vadillo de la Guareña celebraba ayer el segundo encierro mixto de las fiestas de San Antonio, marcado por la bravura de los dos toros de la ganadería Hermanos Celador Zurdo, que dieron un buen juego al centenar largo de caballistas que participaban en el evento así como a todos los aficionados, muchos, que contemplaban el espectáculo desde las gradas, tras las talanqueras, o con los pies en el verde. Afortunadamente, el encierro terminó sin incidentes reseñables y todo el mundo quedó satisfecho, y sin embargo, un halo de aflicción se elevaba sobre el ambiente festivo porque en la mente de cada aficionado permanecía el recuerdo del recortador segoviano Juan Carlos Otero "El Gallo", que fallecía el sábado tras haber sufrido dos cornadas en un encierro en La Parrilla, provincia de Valladolid. El mundo de la tauromaquia estaba de luto y por eso al inicio de la mañana Vadillo guardó un minuto de silencio en su memoria.

Una vez comenzado el encierro, los dos novillos tardaron poco en bajar desde el toril hasta el prado, donde les aguardaban un centenar de jinetes con sus caballos. La fiereza de los astados permitió a los caballistas protagonizar hermosas carreras mientras la afición comentaba la bravura de los bóvidos en comparación con la de los protagonistas del encierro de la anterior jornada. Corrían, respondían a las llamadas y uno de ellos tenía tendencia a lanzarse hacia los caballos, obligando a más de un jinete a pegar un arreón para evitar que el novillo más oscuro corneara a su animal. Entre los que hicieron el encierro a pie se vio algún que otro tropezón, pero nada grave que comentar.

Después de disfrutar un par de horas de la pradera, el encierro continuaba en su segundo tramo urbano, aunque en esta parte ya se notaba que el calor poco a poco había ido mermando energías a los dos novillos que, aun así, todavía ofrecieron algo de diversión a los mozos del pueblo y a los llegados de localidades próximas de La Guareña, Valladolid o Salamanca.

Hoy Vadillo celebrará el día de su santo patrón, el franciscano lisboeta Antonio de Padua, con los actos religiosos por la mañana, una paellada de popular y por la tarde una suelta de vaquillas a partir de las siete que servirán de "postre" taurino a los aficionados que aún conserven energías en el último día de jarana.

Los jinetes guareñeses volverán a reunirse el próximo fin de semana en los espantes de Guarrate, una de las citas taurinas ineludibles para los amantes de los astados y los caballos en esta comarca del sudeste de Zamora.